El señor elogiaba ante los invitados las virtudes de su mujer. Les dice: “Mensulina es una excelente ama de casa”. Ella confirma con modestia aquella opinión de su marido. “En efecto -dice-. Creo que soy una buena ama de casa”. Prosigue el esposo: “Administra muy bien nuestro dinero”. “Así es -declara humildemente-. Pienso que lo administro bien”. El señor continúa sus elogios: “Y es una magnífica cocinera”. “-Bueno -expresa ella con naturalidad-. Creo que no cocino mal”. “Y además -remata el marido-, siempre me ha sido fiel”. “Ay, Cornulio -dice ella-. En ese renglón creo que exageras un poco”... Un joven tartamudo se presentó a pedir trabajo como vendedor. Le pregunta el jefe de personal: “¿Tiene usted facilidad de palabra?”. Responde el otro: “No-no -se-se-ñor. Na-na-da más de sí-sí-la-ba”... La nueva rica llegó a un hotel de lujo en la playa. Sus amistades le habían dicho que no fuera a cargar ella misma sus maletas; que requiriera los servicios de un bell boy. Pero a ella se le olvidó la palabreja, y al tomar el teléfono le dijo al encargado de la recepción: “Por favor mándeme un play boy”. “Lo siento, señora -responde el encargado con voz seca-. Esa clase de servicios no los proporciona el hotel”... Cierto diputado fue con el médico y le pidió que lo examinara, pues últimamente no se sentía bien. Después de hacerle un concienzudo examen el médico le dice: “Mire, diputado: si no supiera yo que es usted político le diría que lo que tiene es fatiga de trabajo”... Dígase lo que se diga, Juan Camilo Mouriño es la imagen más visible del gobierno de Calderón, y ciertamente esa imagen no es muy positiva. En algunas pasadas actuaciones del funcionario hay tufos de falta de ética, y aun posiblemente de ilegalidad. Y sin embargo la Administración hace manipuleos para ponerlo bajo el cobijo oficial. Desde el principio no resultan muy creíbles las investigaciones que sobre su conducta hace la PGR, ni es posible tampoco dar crédito a la comisión de la Cámara de Diputados tendiente al mismo fin. Es dable pensar que la exoneración de Mouriño será el fin lógico de esas fútiles indagaciones, tomando en cuenta que el secretario de Gobernación será investigado por sus pares y por quienes con ellos han trabado alianza interesada. Con eso sufrirá aún más perjuicio el régimen calderonista, sin remedio dañado ya por la irreflexiva conducta del ahora alto funcionario, y vulnerado también por las tendenciosas acciones emprendidas para protegerlo... Un señor iba a hacer un viaje aéreo. Ya en el camino al aeropuerto se dio cuenta de que había dejado en su casa el boleto del avión. Regresó, entró por la cocina, y vio a su mujer ocupada en lavar los platos del desayuno. Se llegó con pasos tácitos a ella y le puso ambas manos en las pompas. Sin volverse dice la señora: “Hoy deja un litro de leche nada más, Galacio. Aquél salió de viaje”... Un golfista se disculpó con otro, pues estaba tardando mucho en hacer su tiro. “Perdóname -le dijo-, pero es que mi suegra me está viendo desde la casa club, y este tiro tiene que ser perfecto”. Opina el otro golfista: “No creo que puedas pegarle desde aquí”... “Señor -le dice el chamaquito al comerciante-, ayer vine a comprar algo, le pagué con un billete de 500 pesos y usted me dio mal el cambio”. “-No molestes, niño -le responde el comerciante-. Debiste haber venido ayer mismo. Después de que se hace el corte de caja ya no puede haber salidas ni entradas de dinero”. El niñito se va muy pensativo. Le dice a un amiguito que lo esperaba en la puerta: “Se enojó el señor. Creo que tendré que quedarme con los 100 pesos que me dio de más”... En el cine un muchacho y su novia estaban entregados a toda suerte de amorosas caricias encendidas. Una señora que estaba al lado se molesta por aquella concupiscente demostración de loco deliquio pasional y les dice: “¿Qué no podrían ir a hacer eso a un motel?”. Responde el muchacho: “-¡Ah, señora! ¡Ojalá usted me ayude a convencerla!”... FIN.