El maestro les pidió a los niños que dijeran el nombre de un vegetal que hace llorar. "¡El repollo!" -contestó Pepito de inmediato. "No, Pepito -lo corrigió el mentor-. Es la cebolla. El repollo no hace llorar". "¿Que no? -replica el muchachillo-. ¿Le han dado a usted un repollazo en los éstos?"... Don Geroncio, caballero de muy madura edad, se veía abatido, acongojado, pesaroso. "¿Qué te sucede?" -le preguntó un amigo. Contesta el veterano: "Fui con el médico y le pedí que me diera una receta para Viagra. No me la quiso dar". "¿Por qué?" -se extraña el otro. Responde don Geroncio con tristeza: "Me dijo que no tiene caso ponerle astabandera nueva a un edificio que ya se va a caer"... Una pregunta: ¿Cómo supo Pinocho que estaba hecho de madera? La respuesta: Cuando llegó a la adolescencia se estaba entreteniendo un día consigo mismo, y se encendió... Soy asiduo viajero de Aeroméxico. El jubiloso oficio de juglar me lleva a todas partes de este grande país -muy grande- en que vivimos. No es muy raro que en una misma semana tome cinco aviones de ida, y otros tantos, por tanto, de regreso. En los hoteles me tratan ya como si ahí viviera, y al llegar a mi casa de Saltillo me espetan muchas veces la pregunta que los botones de hotel hacen obligatoriamente a los recién llegados cuando los llevan en el elevador hacia su cuarto: "¿De dónde nos visita el señor?". Voy también con frecuencia a países extranjeros. Eso me permite comparar, y puedo decir con la autoridad que da la profesión de Homo viator que Aeroméxico es una de las mejores líneas aéreas de este mundo, y muy posiblemente de otros. Su puntualidad es cosa que el pasajero da por descontada, y es muy amable el trato de su personal. (La linda gente que Aeroméxico tiene en Monterrey, mi base de operaciones al viajar, me trata como si fuera yo el dueño de la línea. Y créanme: no lo soy). El mismo trato reciben todos los viajeros en todas las ciudades a donde llegan los aviones de Aeroméxico y Aerolitoral, de modo que llega uno a sentir especial afecto por la línea. Ese afecto me autoriza también a declarar lo que a mi juicio no está bien. La revista "Platino", excelente por lo demás, recibe todavía en sus páginas publicidad de cigarrillos. Se sabe sin duda alguna que el cigarro es un producto letal que causa enfermedades graves, y la muerte. ¿Por qué, entonces, hacer publicidad a algo que amenaza la salud de la gente, y aun su vida? ¿Acaso para los editores de esa revista cuenta más el dinero que el bien de los usuarios? Resulta paradójico que en todos los vuelos de Aeroméxico se prohíba fumar, mientras en las revistas de la línea se admiten anuncios de cigarros. El hecho de incluir la advertencia sobre los riesgos de fumar no hace menor la responsabilidad de aquellos que elaboran los cigarros, y de quienes propician su consumo a través de la propaganda mercantil. Ojalá quienes editan las publicaciones de Aeroméxico, y los propios directivos de la línea, se unan a los que en todo el mundo piensan que la buena imagen que da el no hacer publicidad a marcas de cigarros es mejor que recibir dinero de esos malos empresarios que saben que el producto que venden es mortal... Un golfista hizo su tiro. La pelota golpeó a su esposa en la cabeza y la mató. El juez le dice al tipo: "Sabemos que es usted inocente de la muerte de su señora: el golpe que con la pelota le dio en la nuca fue por completo accidental. Pero sucede que en la autopsia le encontraron a su mujer otra pelota de golf incrustada en salva sea la parte. ¿Cómo explica usted eso?". Responde el golfista: "Fue mi tiro de práctica"... Una pregunta: ¿Por qué Babalucas pone hielo en su condón? Respuesta: Para bajar la inflamación... FIN.
