¿Cuál es la diferencia entre una sexoservidora, una amante y una esposa? La sexoservidora pregunta: "¿Todavía no acabas?". La amante pregunta: "¿Qué? ¿Ya acabaste?". Y la esposa pregunta: "¿Crees que el techo se vería bien en color beige?"... El joven Manino Jerkoff llegó a la adolescencia, y su papá le regaló un reloj de ésos que se dan cuerda con el movimiento de la mano. Aquella noche entró el señor en la recámara de su hijo y lo miró entregado a los deliquios del placer solitario, tan natural y propio de esa edad. "¿Qué haces, Manino?" -le preguntó fingiendo no haberse dado cuenta de la situación. "Aquí, papá -responde el muchachillo-; dándole cuerda al reloj"... "Peléense las comadres y díganse las verdades". Lo sabio de ese aforismo popular se puso de manifiesto en lo que dijo Fernando Belaunzarán, encargado de Formación Política del PRD, acerca de Andrés Manuel López Obrador, encargado de la deformación política de ese partido. Dijo cosas como ésta: "... ¿Dónde está el Andrés Manuel de la esperanza, el de la unidad, el estadista, el símbolo y líder de todo el PRD? ¿No será que hubo un complot y nos lo cambiaron? Ahora vemos que es un impostor, que en lugar de esperanza esparce odio y resentimiento y genera encono...". ¡Bófonos! Así diría yo si esa exclamación interjectiva no se apartara del aticismo y casticidad que han dado fama a esta columna. La elección de dirigente nacional dividió profundamente a los perredistas; el afán de capitoste de AMLO de imponer a uno de sus incondicionales para apoderarse él mismo del partido puso al PRD en una crisis que va más allá de la mera ocasión electoral. En efecto, aún si -como sugirió con acierto Cuauhtémoc Cárdenas- se anulara la elección, en la siguiente volverían a presentarse las mismas irregularidades que hicieron de ese proceso un escandaloso desfile de inmoralidades nunca vistas, ni siquiera en la peor época del PRI. Quienes ayer señalábamos los defectos y errores de López Obrador éramos tildados de reaccionarios, y recibíamos andanadas de vituperios, improperios y dicterios. A mí hasta una manifestación me organizaron los seguidores de AMLO, y en ella me pusieron como lazo de cochino, palo de gallinero, jaula de perico o trepadero de mapache. Ahora algunos destacados perredistas parecen haber abierto ya los ojos, y tildan a López Obrador con adjetivos que ni siquiera sus más vehementes críticos llegaron nunca a utilizar, como ése de "impostor", palabra de mucho peso, para no hablar de su sonoridad. En fin; los que pensamos que México necesita un gobierno de izquierda que mire por los marginados lamentamos con el corazón -sin perjuicio de hacerlo también con otras vísceras menos populares- la falta de una izquierda moderna, liberal y democrática capaz de ofrecer una opción honesta y razonable al pueblo mexicano... Voy a tomar aliento, pues me dejó sin aire esa peroración. Narraré en seguida algunos chascarrillos para poner un rasgo de humor bueno en esta negritud... Un español viajó a Roma y se topó allá con un amigo suyo, mexicano, al que hacía mucho tiempo no veía. El mexicano se miraba rico y próspero; iba en convertible de lujo, lucía ropa de diseñador. Le pregunta el visitante: "¿Qué haces que tan bien te ves?". Responde el otro: "Pelo papas". El español protesta: "No es posible que pelando patatas hayas podido comprar un coche así, y vestir como vistes". "No has entendido -replica el mexicano-. Pelo papas. Soy el peluquero oficial del Vaticano"... Regresó Babalucas de la luna de miel. Sus amigos, curiosos, le preguntaron cómo le había ido con su flamante mujercita. "Muy bien -responde él bajando la voz-. Pasábamos las noches en el mismo cuarto, y por la forma en que ella actuaba les juro que habría podido tirármela"... FIN.