Al empezar la noche de bodas el novio observó que su mujercita estaba muy nerviosa. "¿Qué te pasa, mi vida? -le preguntó con voz llena de ternura. "Perdona -responde ella-. Siempre me sucede esto cada vez que lo hago con un hombre la primera vez"... Capronio, ruin sujeto, conoció en una fiesta a una muchacha muy bonita. Le dijo ella: "Jamás me interesaría yo en un tipo que fumara, bebiera, usara maldiciones o mintiera". Capronio, que había ya puesto los ojos en los visibles encantos de la chica, respondió solemne: "Tengo a honor no haber fumado nunca; jamás he acercado a mis labios una copa de licor; por cuestión de principios no uso lenguaje altisonante, y considero que la mentira es un baldón indigno de quien se diga caballero. Y yo lo soy". La chica, impresionada, se interesó en Capronio, y a poco estaban los dos en íntimo coloquio en el departamento del bribón. Termina el trance que los condujo ahí, y satisfechos ya los rijos de Capronio él se levanta y empieza a buscar algo en los bolsillos de su pantalón. "¿Qué buscas?" -inquiere la muchacha. "¡Joder! -responde él con enojo-. ¡Creo que dejé los chinches cigarros en la chingá cantina!"... Calderón le desactivó el cohete a ese cohetero profesional que es López Obrador. El Presidente sacó por fin la cara y presentó una iniciativa que algunos tildarán de no ser ni chicha ni limonada, pero que puesta a debate en las Cámaras -como debe ser, y no en la calle ni en los medios de comunicación- podrá ser enriquecida más allá de la violencia de las falanges a sueldo de AMLO, y más allá también de cualquier intentona de la derecha de dar un albazo parlamentarista. Tienen ahora los partidos una oportunidad valiosa de ejercer la democracia para bien de México, en vez de procurar, como siempre hacen, su propio beneficio. Busquen la asesoría de técnicos calificados, y sin el sonido y la furia que suelen reinar en sus encuentros corrijan la iniciativa presidencial en aquello en que pueda estar equivocada; háganle añadiduras supliendo sus lagunas eventuales, y supriman todo lo que consideren lesivo al interés nacional, o contrario al espíritu de la Constitución. Si lo hacéis, que la Nación os lo premie. Si no, el pueblo mexicano os enviará por este modesto conducto la funesta maldición de Frank Sinatra: Tra tra tra tra... Pancho el Mexicano estaba pescando truchas en un río de Vermont. Lo hacía al lado de un letrero que decía: "Prohibido pescar", y tenía ya varias truchas en una cubeta. Llega el guardia forestal y le dice: "Está usted detenido". "¿Por qué?" -pregunta Pancho. Contesta el guardia: "Aquí está prohibido pescar, y usted está pescando". "No estoy pescando -niega el mexicano-. Estas truchas son mis mascotas. Las traigo al río para que naden y hagan ejercicio. Luego les chiflo, vuelven, las pongo en la cubeta y regresamos a la casa". Replica el guardia, suspicaz: "Eso me gustaría verlo". "Ahora lo verá" -declara Pancho. Así diciendo echa las truchas en el río, que se van nadando corriente abajo con velocidad. Pide el guardia: "A ver; ahora chífleles a las truchas". Pregunta con gesto inocente Pancho el Mexicano: "¿Cuáles truchas?"... El huevito se casó con la huevita. Ella entró en el baño a fin de disponerse para la noche de bodas, y él se tendió en la cama a esperarla. Luego de un rato salió la huevita vistiendo sólo un vaporoso negligé que dejaba a la vista todos sus encantos. La ve el huevito y se lleva las manos a la cabeza en ademán defensivo. Le pregunta muy extrañada la huevita: "¿Por qué haces eso?". Explica el huevito: "La última vez que me puse duro me dieron un cucharazo en la cabeza"... FIN.
