Libidiano le pidió a Virginola, muchacha muy devota, que yogara con él. "No puedo -respondió ella-. Quebrantaría el sexto mandamiento". "¿Y qué? -aduce el salaz tipo-. Todavía te quedarían otros nueve"... Capronio, sujeto ruin y desalmado, le reclama con enojo a su mujer: "¡Mira el recibo del gas! ¡Tú y tus intentos de suicidio!"... Tres individuos discutían acerca del momento en que comienza la vida del hombre. Opina uno: "Empieza desde el momento de la concepción". Arguye otro: "Comienza con el nacimiento". Dice el tercero: "Los dos están equivocados. La vida del hombre empieza cuando la esposa se va de vacaciones con los niños"... ¡Qué daño tan grande hizo Maquiavelo! Últimamente algunos historiadores han pretendido reivindicar al florentino, y lo presentan con rostro más amable. Yo, sin embargo, doy la razón a los ingleses, que apodaron al demonio "Old Nick" en alusión al autor de "El príncipe", ese manual de introducción a la perversidad política. (¡Caón, si Maquiavelo viviera todavía seguramente se removería en su tumba al leer estas palabras!). Maquiavelo inventó una insana teoría según la cual las normas éticas no son aplicables a la actividad política. Ésta tiende a la conquista y conservación del poder. Será bueno, entonces, todo aquello que ayude al cumplimiento de esos fines, y malo todo lo que aleje de ellos. Dicho de otra manera, el fin justifica los medios. Pero sucede que eso es falso: el fin está en los medios igual que el fruto en la semilla. Si la semilla es mala será malo también el fruto que de ella nacerá; si son malos los medios usados para conseguir un fin, ese fin estará también inficionado de maldad. Lo digo por los señores y señoras del FAP, seguidores de López Obrador, hombre que con razón podría ser llamado maquiavélico. A fin de debatir sobre el petróleo demandan un plazo que vence en vísperas de que el Presidente Calderón debe entregar su Informe de Gobierno. Eso habla de la maquiavélica intención de hacer otra algarada que siga estorbando la gobernabilidad, y por tanto la marcha del País. La verdad monda y lironda es que para los secuestradores del Congreso el petróleo no es más que un pretexto. De no haber tenido éste, otro cualquiera habrían usado los incondicionales de AMLO para ejercer violencia. Cuando se agote el tema de la reforma energética los del FAP buscarán otro motivo para estorbar la vida institucional de México. Igual que en el cuento del español, lo que a ellos les importa es joder. Han visto que les será difícil llegar al poder por medios democráticos; por eso mandan al diablo las instituciones; toman las sedes del Poder Legislativo; descalifican de plano al Judicial, y aguardan como predadores en acecho a que llegue el momento propicio para tomar por asalto al Ejecutivo. El fin justifica los medios. Y sin embargo Maquiavelo estaba equivocado. Si la política prescinde de la ética se vuelve campo abierto a la maldad. Nada bueno puede salir de quien emplea medios malos. También los políticos deben estar sujetos a la ley, que es expresión de las aspiraciones de una comunidad. Quien pasa por encima de ella, sea del bando que sea, atenta contra el bien común. Desde luego exhortar a la gente de López Obrador a que actúe éticamente es una supina ingenuidad. Esperemos entonces que la Nación pueda resistir los embates de quienes han hecho renuncia de toda razón y toda ley para llevar adelante sus propósitos... Al acabar la fiesta el marido y la mujer iban rumbo a su casa en automóvil. Ella rompe el silencio de repente y le pregunta: "¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres guapísimo, muy sexy, y que tienes un atractivo irresistible para las mujeres?". "No, mi amor -responde él halagado-. Nadie me ha dicho nunca eso". Le grita ella, furiosa: "¿Y entonces de dónde chingaos sacaste tal idea?"... FIN.
