Un hombre divorciado y el tipo que se había casado con su ex esposa coincidieron en un bar. El anterior marido va con el nuevo esposo de la mujer, y le pregunta en son de burla: “Amigo: ¿qué se siente usar un camino ya transitado?”. Responde el otro: “No se siente nada. Salvo las primeras dos pulgadas nadie había pasado nunca por ahí”... (No le entendí)... Me permito recordar a mis cuatro lectores que el próximo viernes aparecerá aquí el infame chascarrillo intitulado “El crucigrama”. Quien tenga pruritos de pudicia debe abstenerse de comprar ese día este periódico, pues el relato del tal cuento no sólo inficionará la página en que aparezca dicha narración, sino también contaminará toda la edición. Adopte cada quien la decisión que crea correcta: yo me limito a hacer esa admonición... A fin de cuentas las izquierdas siempre triunfan, y entonces se convierten en derechas. Ninguna duda cabe: al término de la batalla sobre el debate petrolero Andrés Manuel López Obrador aparece como un héroe civil, y el gobierno de Felipe Calderón aparece como inepto y -peor aún- como sospechoso de haber urdido una maquinación que el movimiento de AMLO hizo fracasar. Ahora López Obrador está -otra vez- en los cuernos de la luna, y la administración calderonista anda a la altura del betún. (Así dice la gente de Tabasco, en alusión al betún con que se da lustre a los zapatos, para significar que algo anda por los suelos). Una cosa me llamó la atención en el discurso de victoria que pronunció el líder de la resistencia. Fue su exhortación a rechazar rencores y odios. “... Aceptemos la afirmación del amor como la mejor forma de hacer política -dijo a sus seguidores-. Seamos el amor que todo lo da. Amar es perdonar en todo instante. Que nos mueva el amor a la Patria y la vocación humanista del amor al prójimo...”. Yo mismo podría haber suscrito esos conceptos, que tienen un vago tono religioso. O alguien asesoró a López Obrador para acentuar la imagen que busca tener -difícil empresa-, de un Gandhi o un Martin Luther King, e ir esfumando en lo posible -empresa difícil- su cariz de hombre violento, o está presente ya en el movimiento de AMLO una corriente religiosa, eclesiástica, que coincide con sus planteamientos sociales en beneficio de los pobres, y que por desear el triunfo final del tabasqueño lo ayuda con sugerencias sobre el lenguaje que debe usar en sus discursos. En todo caso un pronunciamiento como éste, que hace énfasis en el amor, es sumamente inusitado, se aparta del tono que antes empleaba AMLO, y por lo mismo debe ser objeto de atención... A la señorita Sheila Kill, genial detective inglesa, se le presentó un caso extraordinario. Scotland Yard le pidió su ayuda para explicar la rara escena que se vio en un viejo castillo en Lancashire. En un aposento en el cual revolaba una mosca estaban tres hombres desnudos, y el cadáver, desnudo también, de un hombre estrangulado. En el cuarto vecino se hallaba, tendida sobre el lecho, en actitud de espera, una mujer, también desnuda. Ninguno de los investigadores del real cuerpo policíaco pudo explicar aquello que parecía arrancado del teatro del absurdo; alguna extravagante fantasía de Beckett o Ionesco. Y sin embargo la señorita Sheila Kill descifró en unos cuantos minutos el misterio. Explicó: “Los cuatro hombres -los tres vivos y el muerto- deseaban gozar a la mujer del lecho. Decidieron que la disfrutaría aquél sobre cuya parte varonil se posara primero la mosca que revolaba por la habitación”. El inspector de Scotland Yard la interrumpió: “Plausible me parece tal hipótesis. Pero ¿y el hombre estrangulado?”. Respondió la señorita Sheila Kill: “Sus compañeros descubrieron que en su parte de varón se había puesto miel”... FIN.
