"No me beses ahí, Afrodisio -le pide la muchacha a su erótico galán-. Fumas mucho, y me puede dar cáncer cérvico uterino"... La mujer insistía con groseros modos en subir al autobús llevando una enorme maleta. Por enésima vez le indica el conductor: "Le digo que no puede subir con esa maleta, señora. Excede en mucho el tamaño permitido". "¿Ah, no? -se indigna la gorgona-. ¿Sabe usted qué puede hacer con su pin... camión?". Replica el chofer sin perder la calma: "Más o menos me imagino lo que quiere que haga con él. Y mire: si usted hace lo mismo con su maleta, entonces sí podrá subir al autobús"... El recién casado le dice a su mujercita en tono de reproche: "Me gustaría que hicieras los suéteres que hace mi mamá". Responde sin vacilar la muchacha: "Y a mí me gustaría que hicieras la lana que hace mi papá"... Doña Morcona, mujer grande y robusta, dueña de profusas exuberancias corporales lo mismo en la parte de proa que en la popa, fue a la agencia de automóviles a devolver el coche compacto que le había regalado su marido. "¿No le gustó, señora?" -pregunta el vendedor. Responde ella, mohína: "No me quedó"... Ruth Zavaleta dio ejemplo de inteligencia, oficio político, mesura y honestidad política en su desempeño como Presidenta de la Cámara. Asediada por tirios y troyanos; objeto de injurias y denuestos por quienes más debían respetarla y darle apoyo, esta ejemplar mujer mostró siempre entereza y dignidad. Más políticos como ella necesita nuestro País, alejados lo mismo de la comodona actitud de los ganapanes que a todo dicen sí, que del dogmático radicalismo de aquéllos que a todo dicen no. Desde este modestísimo rincón le envío un fuerte aplauso, y dado además con ambas manos. para mayor efecto... Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, le hacía ojitos a don Otonio, señor todavía de buen ver que vivía en la planta baja del edificio. Él, sin embargo, se mostraba indiferente. Cierto día Solicia arrojó por la ventana un cubetazo de agua. En ese momento don Otonio pasaba por abajo, y quedó hecho una sopa. El indignado caballero subió a reclamarle su descuido a la señorita Sinpitier. Ella le dijo, coquetona: "Parece usted Alka Seltzer, vecino. Necesita uno echarle agua para que suba"... En el campo nudista le pide el galán a la muchacha: "Mírame a los ojos, Bustilia, y sabrás que lo que siento por ti es verdadero amor". Responde ella: "Mejor te voy a ver otra parte, Libidiano. Quiero estar segura de que no es puro deseo"... En el restorán todas las parejas estaban haciendo el amor sobre el piso. Le comenta el gerente al violinista gitano: "Te dije que no tocaras música tan apasionada"... Doña Frigidia acudió ante el juez. Le dice: "Quiero divorciarme de mi esposo". Pregunta el juzgador: "¿Por qué?". Responde ella: "Me hace el amor dos veces en el año". Dice el juez: "Tiene usted razón en solicitar la disolución del vínculo matrimonial". "Sí -confirma doña Frigidia-. No quiero estar casada con un maniático sexual"... La curvilínea muchacha que andaba por la playa manifestó que no sabía nadar, y don Lascivio se ofreció a enseñarla de inmediato. En medio de la lección le dice ella: "Le agradezco mucho la clase de natación, señor, pero no puedo creer lo que me dice. ¿De veras si me quita el dedo de donde lo tiene puesto me voy a llenar de agua y me voy a hundir?"... En el hotel para recién casados se encontraron dos flamantes desposadas. Se pusieron a platicar, y una de ellas le pregunta a la otra: "Tu marido ¿ronca?". "No sé todavía -responde la otra-. Apenas llevamos tres noches aquí"... Un señor de edad madura se dirige con desolada voz a cierta parte de su menguada anatomía, y le dice lleno de congoja: "¿Por qué te moriste antes que yo, bonita, si somos de la misma edad?"... FIN.