El cuento que abre esta columnejilla no es para personas pudibundas... Estaba haciendo mucho frío; afuera caía nieve. El recién casado se disponía a salir de casa. Le pregunta a su mujercita: "Amor ¿has visto mis guantes?". "No" -responde ella. Y luego añade con sonrisa coquetona: "Pero puedes poner tus manos entre mis muslos, y así las calentarás". El muchacho hace una pausa. Pregunta luego: "¿Has visto mis orejeras para el frío?". (No le entendí)... Lo de menos es preguntar si los dioses existen o no. Lo importante es que la mayoría de los hombres cree en ellos. Las apariciones de la Virgen de Guadalupe ¿fueron reales? Muchos hay que han dudado y dudan de ellas; pero nadie podría entender a México y lo mexicano sin una obligada referencia a la entrañable devoción que en el pueblo hay por la Guadalupana. El mito -usada la palabra no en el sentido de ficción o mentira, sino en su connotación de creencia firmemente arraigada en una comunidad- puede llegar a ser más importante que la realidad, y constituirse por tanto él mismo en una realidad. Desde ese punto de vista la Virgen de Guadalupe, el mayor mito (es decir la fe mayor) que existe en México, tiene más realidad que muchas realidades. La gente cree más en la Morena del Tepeyac que en los partidos políticos, cuya existencia, tales como son, es innegable (desgraciadamente). La anterior ampulosa, magnílocua, prosopopéyica y rimbombante introducción me sirve para decir que si el debate sobre el petróleo fuera un partido de futbol, en estos momentos la pelota estaría en poder del mito. Quiero decir que los adelitos de López Obrador le están ganando a los blanquiazules de Felipe Calderón; que el pasado se está imponiendo sobre el porvenir; que el mito, en suma, está mostrando ser más poderoso que la realidad. Eso se explica porque una buena intención, si se maneja sin habilidad y con sospechosa prisa, tiene como destino quedar tan sólo en eso, en una buena intención que nunca se concreta. A como se miran hoy las cosas, el presidente mítico está en posición mejor que el real. Aun si Calderón logra sacar adelante su reforma con negociaciones bajo cuerda con el PRI, todavía tendrá que correr el grave riesgo de enfrentarse al mito, porque también el del petróleo, con Cárdenas y la expropiación del 38, está enraizado con firmeza en la conciencia popular. Las cosas no se ven fáciles ni para Calderón ni para México... El señor invitó a su esposa a que lo acompañara en uno de los viajes de negocios que hacía cada mes a Europa. En el jet, cuando cayó la noche, él le propuso a ella que cumplieran la hazaña de hacer el amor en el baño del avión. La señora se resistía, pero al fin él la convenció, y juntos fueron al cubículo. Estaban haciendo lo que habían ido a hacer cuando sonaron fuertes golpes en la puerta. Un pasajero se había quejado por el largo tiempo que el baño permanecía cerrado, y la azafata fue a ver qué sucedía. El hombre y la mujer se arreglaron la ropa con premura, y abrieron la puerta del cuartito. "Perdone, señorita -dice con mucha pena la azarada esposa-. Vinimos aquí porque...". "No se disculpe, señora -la interrumpe la muchacha-. Con usted no hay problema. Pero al señor ya es la cuarta vez que lo pescamos haciendo esto"... El cuento que cierra esta columnejilla tampoco es para personas pudibundas... Un individuo se presentó con el doctor y le dijo que tenía un problema grave. "Me tomé un frasco de pastillas de Viagra -le dice-, y antes me había tomado una caja de píldoras para aumentar el hierro en el organismo". Pregunta el facultativo: "Y ¿en qué consiste su problema?". Explica el hombre: "Ahora cada vez que me pongo en posición, apunto hacia el Norte"... FIN.