¿Por qué las mujeres tienen el busto grande y los muslos estrechos? Porque los hombres tienen la boca grande y la ésta chiquita... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado y su esposa doña Sufricia, cumplieron el mismo día 60 años de edad. Ella le pidió que la llevara a cenar fuera. Capronio sacó a la acera de la calle una mesita con dos sillas y ahí cenaron ambos una pizza -mediana- de salami. En ese menguado convite se encontraban cuando se presentó ante ellos un genio del Oriente y les dijo que a cada uno le cumpliría un deseo, como regalo de cumpleaños. Habló doña Sufricia y dijo: “Quisiera hacer un viaje con mi esposo”. (Y es que nunca había salido de la casa junto a él, excepción hecha de la vez que explotó el boiler y salieron los dos volando por el aire). Apenas había terminado de formular su deseo cuando la abnegada señora tuvo en las manos un talonario de boletos de avión que les permitiría dar la vuelta al mundo. “Pues yo -dijo el bellaco de Capronio- quiero tener una mujer que sea 30 años menor que yo”. En ese mismo instante el majadero tipo se vio convertido en un anciano de 90 años... Un fantasma recorre México, entre otros muchos que por su territorio deambulan. Al decir eso no pretendo sobresaltar a la República. Lejos de mi tan temeraria idea. Quiero sólo poner de manifiesto algo tan evidente que hasta el Gobierno Federal advirtió ya. Hablo del temible espectro de la carestía. Con paso tácito, pero firme, ese mal ha ido avanzando poco a poco. La elevación en los precios de artículos básicos es preocupante ya y cualquier ama de casa puede hablar de ese aumento en el costo de la vida. Mientras las fuerzas vivas del País (las muertas ya descansan) se entregan a un diálogo de sordos acerca el petróleo, asunto que en concreto es muy abstracto, la inmensa mayoría de la población de México lucha y se afana cada día para hacer frente a las necesidades cotidianas. Así las cosas, van acentuándose las condiciones de pobreza que en los países poco desarrollados (y poco educados) hacen posible la instauración de un régimen caudillista, autoritario y populista... Pepito le pregunta en la calle a un transeúnte: “Disculpe usted, señor. ¿Perdió un billete de 100 pesos?”. El hombre finge revisar los bolsillos de su pantalón y dice luego: “Así es, buen niño. Perdí un billete de 100 pesos. Seguramente se me acaba de caer. ¿Tú lo encontraste?”. “No -responde el Pepito-. Solamente quería saber cuántas personas han perdido hoy un billete de 100 pesos en esta calle. Con usted ya van 85”... Un tipo entró en el bar. Llevaba con él una tortuga llena de vendajes. El cantinero le pregunta: “¿Qué le sucedió a su tortuguita?”. “Nada -responde el individuo-. Está buena y sana. De hecho es una tortuga muy veloz, campeona de carreras”. Dice el de la cantina en son de burla: “No hay tortugas veloces, compañero”. “¿Qué no? -replica el otro-. Corra usted hacia la pared del fondo. Le apuesto 500 pesos a que mi tortuga llega allá primero”. “Van los 500 pesos” -acepta el tabernero. Y así diciendo echa a correr hacia la pared. Entonces el tipo toma a la tortuga y la lanza con toda sus fuerzas hacia la pared... Libidiano Pitongo, hombre proclive a los placeres de la carne, fue a confesarse con el padre Arsilio. Después de oír las culpas del sujeto le dice el buen sacerdote: “Hijo mío: el sexo antes del matrimonio es gran pecado”. Pregunta Libidiano: “Y si no tengo intenciones de contraer matrimonio ¿sigue siendo pecado?”... Aquella linda muchacha tenía un par de hermosas piernas (dos). Cierto día la pierna izquierda le dice a la derecha: “¿Sabes que? Estoy pensando que entre las dos podríamos ganar mucho dinero”. (No le entendí)... FIN.