Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Nadie que tenga escrúpulos morales lea el cuento que está al final de esta columnejilla. En el Index de la Liga de la Decencia aparece con la clasificación XXXXX (también llamada "Cinco pores"), la cual se aplica a los relatos de más extremada sicalipsis. El señor Calvínez, secretario perpetuo y portaestandarte de esa agrupación, leyó ese cuento, y perdió la chaveta en tal manera que ahora va al culto de su iglesia con la sola intención de levantarles el vestido a las hermanas. Una pena. ¡Y pensar que antes se sabía de memoria todo Juan! Las personas que se sepan de memoria todo Juan, y que no quieran olvidar para siempre sus versículos, no lean esa vitanda narración... Tres señores de muy madura edad charlaban en su club. Dice el primero: "Ya no veo casi nada. No distingo las cosas a un metro de distancia". Dice el segundo: "Mi artritis se ha agravado de tal modo que no puedo volver la cabeza a ningún lado, y mis brazos no me obedecen ya". Dice el tercero: "Mi presión arterial es tan alta que de continuo ando mareado. A veces no sé ni dónde estoy". Concluye el primero con un largo suspiro: "¡Qué mal estamos" ¡Debemos dar gracias a Dios de que todavía podemos manejar!".... Extraña paradoja vemos ahora en México, por no decir parajoda, que es más grave. Sucede que la llamada izquierda, tanto la de los políticos como la de los intelectuales, se ha vuelto conservadora, reaccionaria, mira al pasado y se aferra a dogmas de contenido casi religioso. La posición calificada de derecha, en cambio, es ahora liberal, moderna, y ve hacia el futuro. Desde luego no hablo de esa facciosa ultraderecha, con tufo de naftalina ya, que bien quisiera establecer una teocracia en México; esa virulenta ultraderecha a la que se enfrenta Enrique Gómez, periodista íntegro y cabal, en los periódicos A.M., desde hace muchos años mi casa de trabajo en Guanajuato. Cuando digo "la derecha" hablo de ese gran sector de la vida mexicana que piensa que la principal fuente de bienestar de una comunidad es el trabajo; que no se encierra en un nacionalismo obtuso, y que confía más en la libre iniciativa de los individuos que en la acción de un Estado todopoderoso que, por paternalista, puede llegar a ser dictatorial. En el tema del petróleo esas dos posiciones han chocado. Las izquierdas defienden el statu quo; no quieren que nada cambie, y en 2008 pretenden que las cosas sigan como estaban en 1938. Son "la conserva" ahora; son, se podría decir, la mochería del petróleo. En cambio las derechas tienen puntos de vista semejantes a los de los liberales del siglo diecinueve. Así como éstos querían modernizar al país, así este liberalismo mexicano actual, libre de obsoletas ataduras ideológicas, busca que la situación cambie de tal manera que el petróleo sirva en verdad al interés comunitario, no para mantener a un Estado burocrático y a un sindicato que presenta vicios tremendos de corrupción y abuso. Si el pueblo mexicano lograra superar los mitos que se le han impuesto; si por obra de la educación tuviera una visión universalista de las cosas, ya veríamos cómo no podrían prosperar las posiciones que nos mantienen en el atraso, en la inmovilidad. Y más no digo, porque ya estoy muy encaboronado... Viene ahora el deplorable cuento que anuncié. Su lectura, lo dije, es peligrosa... En el asilo de ancianos un señor nonagenario se lanzó de pronto con intenciones lúbricas sobre la joven enfermera. "¡Pero, don Gerontino! -exclama ella luchando por desasirse del lascivo abrazo-. ¡Usted me dijo que su cosita ya había muerto!". "Precisamente, linda -responde el carcamal-. Hoy es el entierro"... FIN.

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 357651

elsiglo.mx