La hija adolescente le pregunta a su mamá: "Mami: ¿qué hace un hombre después de hacer el amor?". Responde la señora: "Estorbar"... Un hombre joven iba a ingresar en un exclusivo club para varones. Le dijeron que si quería ser admitido debía participar en un ritual de iniciación. El día de su ingreso llovió copiosamente, y en el trayecto del estacionamiento al club había muchos charcos. Para no ensuciar su esmoquin el muchacho enrolló las perneras del pantalón. Entró en la sala donde tendría lugar la iniciación, pero se le olvidó bajar lo que había subido. En eso apareció un hombrón, el encargado de iniciarlo. El tipo notó que el aspirante traía enrolladas las perneras, y le dijo en voz baja: "Bájese el pantalón". Con temblorosa voz respondió el aspirante: "Pensándolo bien, ya no quiero entrar al club"... Hay restoranes a donde vas a comer, y restoranes a donde vas a que te vean comer. El tradicional Restaurante "La Canasta", de mi ciudad, Saltillo, es un lugar a donde vas a comer y a que te vean comer. Quiero decir que su menú es espléndido; sus instalaciones elegantes, mezcla de museo, casa de antigüedades y galería de arte; y su decoración es siempre bella, como de revista, y cambiante con las estaciones del año y con cada fiesta de las muchas que nuestro calendario tiene: Día del Amor y la Amistad, Pascua Florida, Día de la Madre, Fiestas Patrias, Día de Muertos, Navidad... Bien se dice que ir a Saltillo y no comer en "La Canasta" es como no haber ido a Saltillo. En esa insigne casa nació el legendario "arroz huérfano", llamado así porque no tiene madre; ahí -seguramente por inspiración venida de San Pascual Bailón, patrono de cocineras y sollastres- se inventaron las enchiladas "ATM", así llamadas porque están a toda ídem. Y ¿qué decir del filete tapado; de la ensalada de camarón y nopalito, y de ese mirífico postre que lleva el nombre de la casa, combinación de todas las dulzuras que en el mundo han sido? Entiendo que hay una bula papal que absuelve por adelantado del pecado de gula a todos aquellos que llegan a comer a "La Canasta", pues resulta imposible entrar ahí sin caer en esa deliciosa culpa. El otro día le regalé a la dueña y señora de esa catedral del buen comer un libro con antiguas recetas de cocina, y puse en la dedicatoria: "A Graciela Garza Arocha, Primera Dama de la gastronomía coahuilense". Si alguna vez esta gran saltillense decidiera vender franquicias de "La Canasta", estoy seguro de que San Pedro compraría la primera, para que hubiera así en el Cielo un restorán a la altura de los moradores de esa mansión de eterna bienaventuranza. Yo soy Cronista de Saltillo, y tengo a orgullo hacer la alabanza de sus muchas galas. Entre ellas -entre la Catedral y la Alameda; entre el Ateneo, la Narro, el Tec de Saltillo y la Normal; entre el Museo del Desierto y el de las Aves; entre la hermosa estatua de Manuel Acuña labrada por Jesús Contreras y el majestuoso teatro que lleva el nombre de otro orgullo nuestro, don Fernando Soler- yo pongo el nombre del Restaurante "La Canasta", que tanta buena fama ha dado a mi solar nativo, de cuyas glorias soy el último -pero más enamorado- pregonero... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, fueron a pasar vacaciones en un hotel turístico. Cuando la señorita Himenia bajó de su habitación, Celiberia nadaba ya en la alberca. "¡Ven, amiga! -grita Celiberia-. ¡El agua está acogedora!". "¡Ah! -se alegra la señorita Himenia-. ¡Entonces voy a tirarme de pompis!". (Nota: al decir "agua acogedora" se produce un hiato, encuentro de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas. Por eso hay que marcar bien la separación de esas palabras a fin de evitar confusiones como ésta que sufrió la señorita Himenia)... FIN.