La tragedia de Pemex es que algunos han hecho de la empresa una vaca sagrada y otros han hecho de ella una vaca sangrada... Permitan mis cuatro lectores que me reponga del esfuerzo que me costó hacer ese juego de palabras. Luego lo explicaré debidamente. Para recuperar las fuerzas narraré algunos chascarrillos que aligeren también el ánimo de la República, conturbado seguramente por el oculto sentido de esa frase críptica, esotérica, enigmática y hermética... Muy enojado le dice un tipo a otro: “Compadre: me enteré de que anda usted diciendo que soy un cornudo”. “Perdóneme, compadre -se justifica el otro-. No sabía que quería usted mantener el dato en secreto”... Una mujer fue a pedir trabajo en el departamento municipal de limpieza. Le pregunta el encargado: “¿Ha tenido usted experiencia recogiendo basura?”. “Bastante -responde la mujer-. Me he casado cuatro veces”... La curvilínea dama le dice al abogado: “Quiero divorciarme. Mi esposo me engañó”. “Explíqueme los hechos” -pide el jurisconsulto. Relata la señora: “Ayer me dijo que volvería tarde, pues debía cenar con unos clientes. Me engañó: volvió temprano y me encontró en la cama con mi amigo”... En la gélida inmensidad de los hielos árticos el joven oso polar le pregunta a su mamá: “¿De veras soy oso polar?”. “Naturalmente que eres oso polar” -responde con extrañeza la osa. Vuelve a preguntar el joven plantígrado: “Y mi padre ¿también fue oso polar?”. “Por supuesto que sí -responde la osa-. Tu padre fue un verdadero oso polar”. “Y mis abuelos -inquiere de nueva cuenta el joven oso- ¿fueron también osos polares de verdad?”. “Claro que tus abuelos fueron también osos polares -se impacienta la osa madre-. ¿Por qué me preguntas todo eso?”. Responde tiritando el joven oso: “¡Porque siempre tengo un frío de la tiznada!”... Se hizo una encuesta entre hombres de diversas nacionalidades. La pregunta era: “¿Qué hacen ustedes para tener sexo seguro?”. Respondió el norteamericano: “Usamos el condón”. Respondió el mexicano: “Buscamos mujeres que no hayan tenido experiencia sexual”. Respondió el francés: “Les ponemos seguro a las puertas del coche”. Respondió el australiano: “Marcamos con una equis a los canguros que patean”. (Nota: A fin de hacer el sexo más seguro se acaba de inventar la píldora del día siguiente para el hombre. Te cambia el ADN)... Los quebrantos y decaimiento de Pemex se deben a que los políticos hicieron de la empresa una vaca sagrada, en tanto que el sindicato y el Gobierno hicieron de ella una vaca sangrada. En efecto, los políticos, especialmente los llamados de izquierda, han hecho de Pemex un tótem, un mito en el cual hacen residir la esencia de la nacionalidad y el patriotismo. Y ya se sabe que -como en el nombre del libro de Freud- el tótem siempre es acompañado por el tabú, es decir por toda suerte de prohibiciones que impiden que el símbolo sea tocado y aun que los miembros de la tribu se acerquen a él. Así ha sucedido con Pemex: un cúmulo de leyes, empezando por la Constitución misma, impiden que la empresa sea tocada ni con el pétalo de una rosa para hacerla más productiva y mejor administrada. En vaca sagrada convirtieron esos políticos a Pemex. Por su parte, el sindicato y el Gobierno han hecho de la empresa una vaca sangrada. Los recursos que genera no se reinvierten en su beneficio: van a parar a los bolsillos de la corrupción, o sirven para equilibrar las desequilibradas finanzas del Gobierno. Lo primero que debería contemplar la llamada reforma petrolera es un nuevo régimen financiero para Pemex, que fortaleciera su economía e hiciera más viable su funcionamiento. La empresa debe ser vista como lo que es, como una empresa, no como un símbolo político ni como una fuente de ingresos para sostener la rapacidad de unos y la ineficiencia de otros... FIN.
