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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

La señorita Masteta era dueña de un espléndido tetamen. Cierto día fue con el cardiólogo a fin de que le oyera el ritmo del corazón. Le pide el médico a su asistente: "Nursilia: tráigame por favor dos estetoscopios. Esto tengo que oírlo en sonido estereofónico”... En el bar un sujeto invitó a una linda muchacha a ir con él a su departamento. “¡Estás loco! -rechaza ella la invitación-. ¡No acostumbro salir con un perfecto extraño!”. Replica el individuo: “Entonces ando de suerte. Estoy muy lejos de ser perfecto”... Don Pipilio y doña Poponia sostenían su enésima riña conyugal. Ella, furiosa, le grita: "¡Estoy harta! ¡Me voy a casa de mi madre!”. "¿Cómo que te vas a casa de tu mamá?” -le dice muy molesto don Pipilio-. ¡Desde hace cinco años vive con nosotros!”... Un señor iba por la calle cuando advirtió que una dama tenía problemas con su automóvil. Se dirigió a ella para prestarle ayuda. "No sé qué le pasó al coche -dice llena de apuro la mujer-. De pronto ya no quiso andar”. El hombre hace una breve revisión del vehículo. Sonríe, y luego dice a la señora: "Su coche no tiene nada. Lo que pasa es que se le acabó la gasolina”. "¿Y ahora qué hago?” -se aflige ella. "No se preocupe -la tranquiliza el señor-. A tres cuadras de aquí hay una gasolinera. Suba usted al coche y yo la empujaré hasta ahí”. En efecto, aunque era pleno mediodía y hacía un sol canicular, el señor se aplicó a empujar el coche con todas sus fuerzas. Después de un buen rato de empujar, cuando estaba ya al borde del infarto, advirtió que hacía mucho habían pasado la gasolinera. "¿Por qué no entró?” -le pregunta con enojo a la mujer. Explica ella: "Es que en esa gasolinera no limpian el parabrisas”... Don Algón le dice a la linda muchacha: "Señorita Ligeria: le traje este abrigo de visón. Acéptelo como un modesto obsequio del último de sus admiradores”. "Perdone usted -responde ella-. No acostumbro aceptar regalos de desconocidos. Sin embargo en este caso haré una excepción, al fin que mañana, al levantarnos, ya nos conoceremos retebién”... Dos sujetos andaban de parranda. De pronto se dan cuenta de que eran ya las 3 de la mañana. "¡Caramba! -se preocupa uno-. ¡Cuando llegue a la casa mi señora me va a poner el reloj en la cara!”. "¡Uh! -se burla el otro-. ¡Entonces a mí me va a poner el calendario!”... Le pregunta el marido a su mujer: “¿Me has sido fiel, Facilia?”. Responde ella: “¡Con el alma!”. Pregunta él, suspicaz: “¿Y con el cuerpo?”... Un hombre y una mujer hacían un viaje en jet. El vuelo era largo; la noche había caído ya; estaban apagadas las luces de la cabina; todos los pasajeros parecían dormidos, y no se veía ningún miembro de la tripulación. Le pregunta él a ella en voz baja: “¿Lo hacemos ahora?”. Responde ella. “Vamos a hacerlo. Ningún momento mejor que éste”. Los dos dejan sus asientos y se dirigen al baño del fondo. “Entra tú primero -le dice él-. Yo me cercioraré de que nadie nos ha visto”. Entra ella, y poco después entra él. “Estamos un poco apretados -dice el hombre-, pero creo que lo podremos hacer”. Pregunta ella: “¿Traes el preservativo?”. Responde él: “Aquí lo tengo”. “Ponlo en su lugar -le dice ella-, y hagámoslo”. Empiezan a hacer entonces lo que habían ido a hacer ahí. “¡Ah! -suspira él-. ¡Qué placer tan grande!”. “Sí -dice ella-. No pensé que lo disfrutaría tanto”. En eso se oye una voz por el sistema de sonido: “Les habla el capitán desde la cabina de mando. La pareja que está en el baño sepa que lo que están haciendo está expresamente prohibido por los reglamentos de aeronáutica civil. Apaguen sus cigarros inmediatamente y quiten ese condón del sistema de detección de humo”... FIN.

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