Las personas pudibundas no deberían leer el cuento con que empieza hoy esta columnejilla. Lo leyó doña Tebaida Tridua, Presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, y fue acometida por un espasmo saltatorio y mímico: empezó a brincar en modo incontenible, al tiempo que hacía visajes y muecas muy impresionantes. De no ser por el bigote se habría parecido a Lon Chaney en “El hombre de las mil caras”. (Lon Chaney no tenía bigote, efectivamente, pero doña Tebaida sí). Una vez hecha la advertencia anterior procedo a relatar el citado chascarrillo... Un señor acudió al consultorio de un terapeuta sexual y le dijo: “Mi mujer es sumamente fría, doctor. ¿Qué debo hacer para que ponga más emoción en el momento erótico?’’. Sugiere el profesional: “Cuando realice usted con ella el acto del amor, arránquele un pelito. La sensación de dolor la hará reaccionar, y emocionarse más’’. El señor se fue muy contento con la recomendación. Unos meses después llamó por teléfono al especialista. Le pregunta éste: “¿Cómo le fue con la receta que le di?’’. “Muy bien, doctor -responde el tipo-. Mi señora reaccionó en modo favorable, y su conducta sexual cambió notablemente. Pero le hablo para que me diga qué debo hacer ahora. Ya nada más queda pelito para hoy en la noche’’... (Con este cuentecito -extraña asociación de ideas- recordé a una celebrada poetisa que se hizo retratar desnuda por Diego Rivera. La dicha dama le mostró el retrato al Presidente Alemán, y éste hizo notar un detalle que le llamó la atención: el artista se había abstenido de pintar el vello púbico de su modelo. “Señor Presidente -replicó muy molesta la poetisa-. Diego no pintó mi cuerpo: pintó mi alma”. Y comentó Alemán: “Pues qué alma tan lampiña”)... Mientras haya petróleo, digo yo, debemos buscar la manera de extraerlo y aprovecharlo de manera que rinda los mayores beneficios para México y para los mexicanos. No pasarán muchas décadas sin que el petróleo sea sustituido por otras fuentes de energía posiblemente más baratas, y seguramente más limpias. Si las cosas en México siguen como van, llegará el día en que los países civilizados estarán utilizando esos nuevos energéticos, y nosotros seguiremos haciendo consultas populares para determinar si el petróleo es nuestro o del sindicato... El recién casado decidió pasar la noche de bodas con su mujercita en un hotel de la ciudad, antes de emprender al día siguiente el viaje de luna de miel. Iban entrando los dos al lobby, ella todavía portando su vestido de novia, cuando se toparon con el encargado de la seguridad del hotel. Ante el asombro del desposado, su flamante mujercita le dijo con desafiante voz al hombre: “¡A ver, échame ahora del hotel!’’... Un hombre y una mujer entraron a todo correr en el hospital. Ella estaba a punto de dar a luz. Apresuradamente el personal condujo a la señora a la sala de partos, mientras el individuo permanecía en la sala de espera. Va una enfermera y le pide: “¿Me da por favor el nombre de su esposa?”. Pregunta con inquietud el tipo: “¿Es necesario involucrar a mi esposa en esto?”... Terminado el trance de amor en el discreto motelito, la muchacha le dice con emoción a su galán: “¡Vamos a ser muy felices cuando nos casemos, Pitorrango!”. “Ojalá -responde él como dudando-. Todo depende de con quién te cases tú y con quién me case yo”... Don Martiriano y su esposa doña Jodoncia fueron a cenar a un restorán. Antes de empezar la cena él notó algo, y muy molesto se dirigió a donde estaba el gerente del establecimiento. “Oiga -le reclama con enojo-. Hay una araña en mi mesa”. El tipo echa una mirada hacia la mesa y luego le dice a don Martiriano: “Perdone el caballero. Ahora mismo la sacaremos; pensamos que venía con usted”... La señora se jactaba de las proezas deportivas de su hija. “Es una gran tenista -declaraba-. Usa las dos manos”. “Y no nomás en el tenis” -confirma también muy orgulloso el novio de la chica... FIN.