Pirulina, muchacha soltera, les informó llorando a sus papás que estaba ligeramente embarazada. “¡Cielo santo! -se consterna el señor-. ¿Cómo pudiste hacer tal cosa?”. “¡Fue en un momento de debilidad!” -gime Pirulina. “¡Un momento de debilidad! -clama el papá-. ¿Y acaso crees que la cosa ésa es vitamínica?”... Se encontraron en una fiesta dos vedettes de moda, Chichancha Granalguier y Bustolina Pompaza. Iba luciendo Chichancha un precioso abrigo de visón. Le dice Bustolina con admiración: “¡Qué precioso abrigo! ¡Debes haber dado por él un ojo de la cara!”. Responde Chichancha con agotado acento: “¡Eso fue lo único que no tuve que dar!”... Cuando la parejita de recién casados bajó a desayunar, la flamante novia se dio cuenta de que todos se le quedaban viendo, sonreían pícaramente y murmuraban entre sí. “¡Primicio! -le dice a su marido llena de rubor-. ¡Me prometiste que a nadie le dirías que somos recién casados!”. “A nadie se lo dije, mi amor -asegura él-. Les conté que somos amigos nada más”... En la oficina el señor hablaba de su vida matrimonial. “Al principio aquello era muy bonito -dice en tono de evocación-. Todas las noches le ayudaba a mi mujer a lavar los platos”. “¿Y ahora?” -pregunta alguien. “-Ahora los lavo yo solo” -suspira el desdichado... “Pecar es humano -decía una muchacha-, pero se siente divino”... En esta temporada de tormentas, huracanes y ciclones, otra vez la naturaleza nos ha mostrado su fuerza. Nada, o muy poco, puede hacer el hombre ante ella. Su inventado carácter de “rey de la creación” cede ante ésos que antes se llamaban “los elementos”. Bueno es recordar, aunque sea de vez en cuando y en situaciones de desgracia, que una actitud humilde debe guiarnos siempre en nuestro trato con la naturaleza. A nada bueno conduce la soberbia. Cuando pensamos que hemos dominado ya todo aquello que nos amenaza o nos puede causar daño, otra vez una catástrofe -terremoto, incendio forestal, inundación- viene a recordarnos nuestra fragilidad. Aprendamos a respetar nuestro entorno, y recordemos que la criatura humana, igual que todas las de la naturaleza, es parte de un mundo en el que nadie es rey... El amigo de Babalucas trataba de venderle un catalejo. Para eso lo llevó a buena distancia de su casa y empezó a mostrarle lo que se podía ver desde allá. “Veo a tu mujer en la recámara -le dice-. Está abriendo la ventana”. “Tendrá calor” -comenta Babalucas. “Ahora se está desvistiendo” -sigue el amigo. “Tendrá calor” -comenta de nuevo Babalucas. “Ahora tu vecino entra en la recámara por la ventana -continúa el amigo-, y se está bajando los pantalones”. “¡Ah no! -se indigna Babalucas-. ¡Para hacer eso está el baño!”... Una rancherita fue a confesarse con el padre Arsilio. Le dice: “Chon me pidió aquellito, padre, y como soy muy ‘témida’ no le pude decir que no, y se lo di". “Se dice tímida, hija; tímida” -la corrige el bondadoso sacerdote. Sigue la rancherita: “Luego Toncho me pidió lo mismo, y como soy muy ‘témida’ no me pude negar, y también se lo di”. “Tímida, hija; tímida”. Prosigue la muchacha: “Después Mencho me pidió eso mismo, y se lo di también porque soy muy... ¿cuál es la palabra que se debe usar, padre?”. Suspira el padre Arsilio y dice: “En tu caso, hija, la palabra que se debe usar tiene cuatro letras”... Un mexicano llegó a un rancho de Texas en busca de trabajo. “¿Cómo llamarte tú?” -le pregunta el texano. “Agapito -responde el mexicano-, pero todos me dicen Pito”. “Bueno -dice el hombre-. Tú cavar una zanja para tubería del agua”. Poco después llegó otro mexicano. “Tú ¿cómo llamarte?" -le pregunta el granjero. “Mi nombre es Juan” -contesta el otro. “Bueno -indica el norteamericano-. Tú cavar una zanja con el Pito”. “Caramba, mister -se rasca el mexicano la cabeza-. ¿No puedo usar aunque sea una pala?”... FIN.