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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES.

CATÓN.

El marido leía en la cama, muy interesado, un libro de sugestivo nombre: “101 posiciones para hacer el amor”. A su lado su esposa leía, más interesada aún, su propio libro: “102 pretextos para no hacer el amor”... El cuento que ahora sigue fue tachado de “pornográfico, sicalíptico e impúdico” por la Pía Sociedad de Sociedades Pías. Las personas que no gusten de leer cuentos pornográficos, sicalípticos y/o/e impúdicos deben interrumpir aquí mismo la lectura de este texto y continuarla hasta donde dice: “El deporte, como tantas y tantas cosas de este mundo, es en muy buena parte asunto de dinero...”, etcétera. He aquí el anunciado cuento... Minucio Maldotado sufría mucho por la magra porción de atributo viril con que la Naturaleza lo envió a este mundo. Una vez fue a que lo revisara un médico. Éste procedió a examinar la referida parte y dijo luego: “No encuentro nada malo. De hecho, no encuentro nada”. La última mujer con la que estuvo Maldotado lo vio al natural y le dijo con tono de reproche: “Es cierto que el país está en crisis, Minucio, pero tú abusas”. Pues bien: cierto día nuestro personaje conoció a una chica bastante fácil de su cuerpo. Se llamaba Nola Sniega. Pensó pedirle la dación de aquello que Nola nunca regateaba, pues pensaba ella que los dones que natura otorga no son para tenerlos en egoísta monopolio, sino para compartirlos en forma altruista con todo el género humano. A tal efecto Minucio llevó a Nola en su automóvil a un romántico paraje donde la oscuridad era propicia a trances amorosos. Tímido como era, no encontró palabras para hacer la petición correspondiente. Le dijo entonces a la chica: “Quiero ofrecerte algo”. Así diciendo, en la oscuridad le tomó la mano y se la puso en la parte arriba mencionada, a fin de que por el tacto conociera Nola cuál era la intención de sus palabras. Palpó ella y dijo: “Gracias. No fumo”... El deporte, como tantas y tantas cosas de este mundo, es en muy buena parte asunto de dinero. Si un país gasta monedas de cobre en el deporte, obtendrá medallas de cobre en las olimpiadas. Si invierte plata, las medallas que ganará serán de plata. Y si destina oro a fortalecer las actividades deportivas, cosechará medallas de oro. Desde luego hablo en lo general. Ciertamente hay países que no son ricos y sin embargo destacan en tal o cual rama del deporte. Kenia, por ejemplo, ha dado grandes corredores. Pero es que ahí hay leones y estas feroces criaturas se encargan sin costo alguno de enseñar a correr a los kenianos. Si México gastara más en promover el deporte y si éste dejara de ser cosa de política, nuestro desempeño en las justas internacionales daría mejores frutos que el de celebrar que ninguno de nuestros nadadores se haya ahogado... Una adolescente le pregunta a otra: “¿Crees que yendo al cine se puede aprender algo acerca del amor y de la vida?”. “Puedes aprender mucho -responde la otra-. Claro, a condición de que no te distraigas viendo las películas”... A escondidas de su esposa aquel señor tomó un curso de técnica sexual. En él aprendió las habilidades necesarias para llevar a cabo con buen éxito tanto el foreplay, o acciones preliminares, como el performance, o sea la realización del acto propiamente dicho. Armado de tan útiles conocimientos se dispuso a ponerlos en práctica la noche misma en que recibió el diploma que acreditaba los estudios. Cuando su esposa estaba ya en el lecho conyugal llegó él luciendo una elegante piyama, bien bañado y oliendo a erótica loción y le dijo con sugestivo acento: “Voy a hacerte la mujer más feliz del mundo”. “Gracias -respondió ella-. Te voy a extrañar bastante”... FIN.

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