Babalucas logró por fin que Nalgarica, la guapa vecina del 14, accediera a sus eróticas solicitaciones. Ella puso una sola condición: que Babalucas usara preservativo. Jamás había él visto uno, de modo que fue a una farmacia y le pidió al encargado que lo instruyera en el empleo del útil artilugio. El farmacéutico tomó un condón, y con la mano derecha procedió a desenrollarlo en los dedos índice y cordial de la izquierda. “Así se usa el preservativo”, dijo a Babalucas. Esa noche, al empezar las acciones amorosas, Nalgarica le pidió a su anheloso galán que se pusiera la protección citada. El badulaque tomó el preservativo, y con la mano derecha procedió a desenrollarlo en los dedos índice y cordial de la izquierda... Dos sujetos veían a través de sendos agujeros en la cerca de madera a las mujeres de un campo nudista. Le dice uno al otro con acento voluptuoso: “¿Te las imaginas vestidas?”... Nola Sniega, muchacha fácil de su cuerpo, fue a confesarse con el padre Arsilio, y le dijo que tenía sexo con Pedro, Juan y varios. “Pero, hija -la amonestó el buen sacerdote-. ¿No tienes miedo de quedar embarazada?”. “No, padre -responde ella con aire suficiente-. Llevo un dispositivo intrauterino”. “¿Qué es eso?” -pregunta el confesor. Contesta Nola Sniega: “Es una T de cobre”. “Lo que deberías llevar -acota con sequedad el padre Arsilio- es una P de p...”... Hay demandas legítimas y justas, y hay también peticiones sin razón, y vergonzosas. Este último es el caso de los maestros de Morelos que exigen se les permita seguir vendiendo sus plazas de profesores, y heredarlas. La suya no es una buena causa: es una triste muestra de cinismo. La Alianza para la Educación es una de las mejores cosas que le pudieron pasar al sistema educativo mexicano, pero sobre todo es una de las cosas mejores que le pudieron pasar al SNTE, factor muy importante para librarlo, siquiera sea paulatinamente, de los tremendos vicios de corrupción que han ensombrecido la vida sindical del magisterio mexicano durante muchos años. Cosas muy malas pueden decirse de Elba Esther Gordillo, pero su participación en este acuerdo, y el apoyo que le ha dado, deben ser objeto de reconocimiento. Quienes se oponen a esa alianza, a los exámenes de oposición, a todo lo que tiende a la superación de los docentes en bien de los educandos, es porque quieren seguir en la ociosidad, en la corrupción, en todas en las prácticas inmorales que degradan el que debe ser noble ejercicio del maestro. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado... Al empezar la noche de las bodas Meñico se despojó de la sedeña bata que lo cubría y se dejó ver por primera vez al natural a los ojos de su flamante mujercita. Mira ella las menguadas proporciones de Meñico y dice luego con disgusto: “¡Carajo! ¡Nomás falta que no haya buenos programas en la tele!”... Un periquito cayó en el corral de las gallinas, y de inmediato el gallo fue hacia él con intenciones lúbricas. “¡Detente! -le dice el cotorro con alarma-. ¡Yo hablo!”. “Bueno -responde el gallo sin detenerse-. Entonces, calladito”... Don Astasio llegó a su casa y encontró a su mujer con un desconocido. Colgó el sombrero y la bufanda en el perchero, y fue en seguida al chifonier donde guardaba una libreta con palabras de infamación y oprobio para decirlas a su mujer en tales ocasiones. Regresó a la alcoba de la pecatriz y leyó con voz plana de tenedor de libros: “Ramera... Prostituta... Mujerzuela... Buscona... Zorra... Meretriz”. “¡Ay, Astasio! -responde la señora-. Eso es lo que no me gusta de ti. Siempre andas con insinuaciones”... FIN.
