Un galanteador individuo ve a una chica guapísima vestida con el albo uniforme de la enfermera. “-Quisiera tener un accidente, chula -le dice el tipo-, para ser atendido por Ud.”. “-Tendría que ser un accidente muy raro -le responde la muchacha-. Soy partera”... En el restaurante Babalucas pidió costillas de carnero, y un elote. Da buena cuenta del elote, llama al mesero, le entrega el olote ya sin granos y le ordena: “-Llénamelo otra vez”... A aquella muchacha le decían “El Bicarbonato”. A todos los que la tomaban los hacía repetir... El niño le pregunta a su mamá: “-Mami: la nueva vecina ¿es pistolera del Oeste?”. “-No, hijito -responde con extrañeza la señora-. ¿Por qué piensas que esa muchacha es pistolera?”. Explica el pequeñuelo: “-Porque cada vez que la ve mi papi dice que le gustaría echarse un tirito con ella”... Creyendo que nadie las oía, dos muchachas que iban en el tren empezaron a platicar de un tema delicado en medio de la nocturna oscuridad. Le pregunta una a la otra: “-¿Tú harías el amor con un hombre que te pagara 10 mil pesos?”. “-Yo sí -responde la otra-. ¿Y tú?”. “-También. ¿Lo harías por 5 mil pesos?”. “-Yo sí. ¿Y tú?”. “-También. ¿Y por 2 mil?”. “-Pienso que sí. ¿Y tú?”. “-Creo que también. ¿Y por mil?”. En eso se oye una voz de hombre: “-Cuando lleguen a los 200 pesos me despiertan, por favor”... Acudió un individuo con el médico. Caminaba penosamente, encorvado, casi pegado el rostro al suelo. “-¡Doctor! -clama con angustia-. ¡No puedo enderezarme! ¡Algo muy grave me sucede! ¡Seguramente se me ha roto la columna vertebral!”. El médico le echa un vistazo y le pregunta: “-Tiene usted una amiguita ¿verdad?”. El sujeto se sorprende. “-Así es doctor -reconoce penosamente-. Pero ¿por qué me pregunta eso?”. Sin hacer caso continúa el galeno: “-Su amiguita es casada. ¿O me equivoco?”. “-No se equivoca usted, doctor -confiesa el hombre-. Tiene esposo. Pero ¿a qué esas preguntas?”. El médico no hace caso y continúa. “-Estaba usted con su amiguita antes de venir aquí ¿no es cierto?”. “-En efecto -responde el tipo asombrado por la clarividencia del facultativo-. Pero ¿qué tiene eso que ver con mi problema?”. Otra vez el médico ignora la pregunta y prosigue su interrogatorio: “-Cuando estaba usted con su amiguita llegó el marido; usted se vistió más que de prisa y escapó. Fue entonces cuando descubrió que no se podía enderezar. ¿Voy bien o me devuelvo?”. Responde el individuo con asombro: “-Todo pasó tal como usted lo narra. ¿Es usted médico o detective?”. Contesta el doctor: “-Ni una cosa ni la otra se necesita ser para dar con la causa de su problema. Al vestirse tan de prisa se pescó usted la corbata con el zipper del pantalón. Por eso no puede enderezarse”... Simplicio, candoroso joven, iba a salir por primera vez con una chica. La mamá del inocente mozo conocía a la muchacha, y sabía que era avispada y con bastante ciencia de la vida. Le aconseja a su hijo: “-Cuando estés en el coche con Pirulina cuida de que las cosas no pasen a mayores”. Ya en el automóvil la vehemente chica empieza a hacer objeto al asustado Simplicio de encendidas muestras de ignívora pasión. Dice él de pronto revisándose a sí mismo: “-¡Caramba! ¡Tenía razón mamá! ¡Las cosas ya pasaron a mayores!”... (No le entendí)... Y para terminar, el triste caso del pobre señor que pescó una sirena muy bella; se la llevó a su casa y la depositó en la bañera. Al día siguiente la fue a devolver al mar, y cuando la tiró la sirena muy ofendida le preguntó: “-¡Ma!, ¿y por qué?”. Y el señor muy disgustado le contestó: “¡Ma!, ¿y por dónde?... FIN