Mis cuatro lectores habrán de recordar a aquel gobernador de la época priista -época que está tocando la puerta ya otra vez- en cuyo estado hubo elección de alcaldes y diputados. Según era uso obligatorio, aquel gobernador acudió ante los tres poderes, o sea ante el Presidente de la República, a dar cuenta del resultado electoral. Le dijo: “Tengo el honor de informarle, señor Presidente, que en las elecciones habidas en mi estado nuestro partido ganó de todas todas. Carro completo”. Preguntó el mandatario: “Y dígame, señor Gobernador: las elecciones ¿fueron legales?”. El visitante sopesó la pregunta, y luego respondió: “Legalonas, señor Presidente; legalonas”. Viene a cuento ese cuento porque en Coahuila, mi estado, hubo este domingo elecciones de diputados locales. Y he aquí que el PRI ganó carro completo: de todas, todas. Sólo que en este caso las elecciones no fueron legalonas: fueron absolutamente legales, y con un resultado tan contundente que el PAN anunció ya que no presentará impugnaciones. Hasta en Torreón, tradicional bastión panista, los priistas ganaron, y por mucho. Esa victoria se debe principalmente al trabajo y empeño de Rubén Moreira Valdés, dirigente del PRI en Coahuila. Abogado y maestro, es un hombre de libros, pero es también un eficiente organizador, y un político inteligente y laborioso. Tuve ocasión de conocerlo cuando ambos formamos partes de Consejo Estatal Electoral de Coahuila; él como representante del PRI, junto con Rafael Ortiz, otro talentosísimo priista, y yo como consejero ciudadano. Advertí entonces sus cualidades de buen militante de su partido, y aprecié su seriedad, cultura y capacidad para el debate, dotes que ciertamente no correspondían en aquel tiempo a su extremada juventud. Por eso no me sorprendió su magnífico trabajo al frente del partido tricolor en Coahuila; por eso no me asombró tampoco el aplastante triunfo obtenido por el PRI en esta elección intermedia. Todo indica que Rubén Moreira será el candidato priista en la elección siguiente, de gobernador. Cierto es que su hermano Humberto es el actual gobernante coahuilense, y eso hace que algunos no vean con buenos ojos la eventual candidatura del dirigente priista. Sólo que ahora vivimos en un régimen de democracia, y si en los tiempos del PRI no habría sido posible que alguien sucediese a su hermano en un puesto de gobierno -el Presidente no habría permitido eso-, en los actuales tiempos democráticos es el voto del pueblo el que decide, y a los votantes corresponderá autorizar la sucesión en esas circunstancias, o negarla. A mi juicio Rubén sería un excelente gobernador, igual que lo es ahora Humberto Moreira. El sonoro triunfo obtenido por el PRI en este proceso electoral, y el lamentable estado de división y pugnas en que en Coahuila se debate el PAN, bien podrían estar anunciando desde ahora el resultado de la próxima elección... Sven y Rolf, hirsutos guerreros vikingos, irrumpieron con sus compañeros en una aldea y se dispusieron a cumplir los propósitos de su incursión, que eran la rapiña y el pillaje. Al llegar al caserío vieron a una mujer de abundantes carnes que al tratar de huir metió la cabeza entre los barrotes de madera de una cerca, y ahí quedó atorada en incómoda posición, doblada sobre sí misma. Sven vio la ocasión que ni pintada. Le levantó las faldas a la fémina; le descubrió el profuso nalgatorio y la hizo objeto de su lascivia de soldado. Luego le preguntó a Rolf: “¿No te gustaría disfrutar tú también esta experiencia?”. “Me gustaría mucho -contesta el otro-, pero me temo que mi cabeza no cabe en los barrotes de la cerca”... (Al parecer el tal Rolf no era tan hirsuto. Para saberlo basta invertir las letras de su nombre)... FIN.