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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

En el bar un hombre joven y galano bebía su copa. Se le acerca una muchacha de buen ver y le dice: “¿Me invitas un trago, guapo?”. “Lo siento mucho -responde él-. Padezco una enfermedad sexual que me impide todo trato con mujeres”. “¿Qué enfermedad sexual es ésa?” -se inquieta la muchacha. Responde el joven: “No tengo dinero”. (Acierta entonces don Algón cuando dice: “No tengo sex appeal; pero tengo cheque appeal”)... Se llevó a cabo el día de campo de la iglesia. El reverendo Cockhound, pastor del templo, condujo a una de sus feligresas a un umbroso paraje en la floresta, y ahí, bajo un olmo (ya se sabe: “El deseo bajo los olmos”), la invitó a cumplir el bíblico mandato: “Creced y multiplicaos”. Le dijo: “Mira: yo ya estoy crecido”. Estaban ya cumpliendo el acto (en la posición del misionero, claro) cuando ella, por la postura en que se hallaba -decúbito supino, o sea de espalda- pudo ver entre las ramas del árbol a un muchachillo que había trepado ahí. Muy alarmada le dice al pastor: “¡Un niño, reverendo; un niño!”. “Hermana -responde él con tono de reproche-: lo que el Señor quiera mandarnos”... El fornido recién casado se presentó ante su flamante mujercita cubierto únicamente con su última prenda íntima, una sugestiva tanga. “¡Mira! -le dijo a la muchacha mostrando con orgullo su musculatura-. ¡80 kilos de pura dinamita!”. Y diciendo eso se despojó de aquella última prenda. Ella, espantada, corrió hacia la puerta de la habitación. “¿Por qué haces eso?” -le preguntó él con asombro. Responde la desposada: “Es que en cualquier momento los 80 kilos de dinamita pueden estallar. ¡La mecha está muy corta!”... Este país, lo digo con tristeza, es una enorme cangrejera. En todo vamos para atrás, como si un sino fatal nos condenara al retroceso. (Permítanme apuntar esa última frase, no sea que se me olvide. “Como si un sino fatal nos condenara al retroceso”. Suena bien, y es muy dramática). En la cuestión educativa los malos maestros frenan todo intento de superación; en el asunto del petróleo los legisladores ponen candados que cierran todas las puertas a la modernización de Pemex; todas las reformas que México necesita con urgencia están empantanadas. Quizá nuestro problema es que tenemos tantos legisladores que es imposible que hagan una ley. Piensan mucho en la política y no piensan nada en la Nación e ignoran o desechan por interés lo que puede servir al bien comunitario. Así nunca podremos avanzar. Y el que no avanza se estanca. (Esta última frase ya la tenía apuntada)... El cuento que ahora sigue está calificado con cinco equis: XXXXX (sí, conté bien: son cinco), el grado mayor de peladez. Las personas que no gusten de leer chistes calificados con cinco equis, así: XXXXX (sí, conté bien otra vez: son cinco) deben saltarse hasta donde dice FIN... A mediados del siglo diecinueve un científico se embarcó en un navío que iría a las Islas Sandwich a traer ejemplares de árbol del pan. El viaje tardaría dos años. Al zarpar el barco el científico le dice a un marinero: “Estoy seguro de que voy a resentir mucho la falta de actividad sexual”. “No sé por qué -contesta el individuo-. Aquí tenemos actividad sexual. Use usted el barril”. Y le mostró un barril bajo cubierta, con una perforación en el costado. Esa misma noche, en efecto, el hombre usó el barril, y la experiencia fue muy gratificante. Al día siguiente le dijo con entusiasmo al tipo: “¡Eso del barril es fantástico! ¡Podría usarlo yo todos los días!”. “Todos los días lo puede usar, si quiere -indicó el hombre-, menos los jueves”. “¿Por qué los jueves no?” -se intrigó el científico. Responde el marinero: “Porque los jueves le toca a usted estar en el barril”... FIN.

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