“Me acuso, padre -dice Susiflor en el confesionario-, de que estoy entregada en cuerpo y alma al Señor”. “Eso no es pecado, hija mía -dice el sacerdote-. Por el contrario, es una gracia muy grande estar entregada en cuerpo y alma al Señor”. “¿Al de la tienda?” -pregunta tímidamente Susiflor... Pepito y su hermanita iban a ser operados, y estaban ya en el hospital. A la niña le iban a sacar las amígdalas; a Pepito le iban a hacer la circuncisión. Para no asustarlo, también a él le dijeron que lo iban a operar de las amígdalas. Cuando después de la pequeña intervención volvió Pepito al cuarto, le preguntó su hermanita: “¿Cómo te fue?”. “Muy bien -dice el chiquillo-. Pero creo que los doctores van a tener problema para encontrarte las amígdalas a ti”... En otra ocasión Pepito veía a una guapa muchacha que se estaba pesando en una báscula pública. La chica echó una moneda, y observó su peso. Luego se quitó el abrigo y echó otra moneda. En seguida se quitó el saco del vestido sastre que lucía, y echó otra moneda. Luego se quitó los zapatos y echó una moneda más. Le dice Pepito: “Sígale, señorita. Yo traigo más monedas”... (Otra niñita le advertía a su pequeña amiga mostrándole la báscula del baño: “No te acerques a esa cosa. Algo malo debe tener, porque cada vez que mi papá se sube a ella empieza a echar maldiciones”)... El marido sentía urentes ansias amorosas. Su esposa, sin embargo, estaba muy cansada, y le esperaba al día siguiente una dura jornada de trabajo. “Anda, Remisia -suplica el anheloso cónyuge-. Hagamos el amor”. “No, Vehemencio -niega ella-. Mañana debo levantarme a las 6”. “Vamos a hacerlo -insiste el tipo-. Total, si para esa hora no he terminado te levantas y te vas a trabajar”... El rancherito le dice muy contento a su compadre: “¿Qué le parece, compadrito? El marrano de mi vecino se metió en mi corral, y mi marrana va a tener puerquitos. Y otra buena noticia: ¡mi vieja va a tener familia; ella, que en 15 años de casados jamás había salido embarazada!”. “Caray, compadre -dice el otro rascándose la cabeza-. Yo que usté tendría mucho cuidado con el marrano de su vecino”... Una guapa muchacha cenaba en elegante restorán con un caballero de edad más que madura. Llega el mesero con una copa y le pregunta a la muchacha: “Perdone señorita: ¿usted pidió el vampiro?”. “No -responde ella-. Llegamos juntos”... La señora vio con extrañeza que su marido partía en dos el cigarro, y después de tirar una mitad encendía la otra. “¿Por qué haces eso?” -le pregunta. Responde él: “Para quitarme el vicio poco a poco”. Esa noche el señor volvió a su casa antes de lo acostumbrado y sorprendió a su esposa en trance de coición con un enano. Le explicó ella: “Yo también quiero quitarme el vicio poco a poco” ... Babalucas le confió su duda a un amigo: “Me pregunto si mi novia Facilicia accederá a hacer el amor conmigo”. “¡Claro que accederá! -lo anima el otro-. ¿Por qué haría contigo una excepción?”... Afrodisio Pitonier, galán concupiscente, le pregunta a Dulcilí, muchacha ingenua: “Si fueras a una fiesta, te emborracharas, y despertaras al día siguiente en una cama de motel de paso ¿le contarías eso a alguien?”. “¡A nadie se lo contaría! -se asusta Dulcilí. “Bien -dice entonces Afrodisio-. En ese caso ¿quieres ir conmigo a una fiesta?”... Un señor quería averiguar cierta dirección, y se dirigió en la calle a una guapa chica: “Señorita -le dice-. ¿Me permite un segundo?”. “Con todo gusto -responde la muchacha-. Pero, recuérdeme: ¿cuándo le permití el primero?”... FIN.
