Celiberia Sinvarón, madura señorita soltera, le dijo a Himenia Camafría, célibe como ella, que había conocido a un caballero muy interesante. “¿De veras? -se interesa Himenia-. ¿Qué hace?”. “Es músico -le informa Celiberia-. Toca violín, cello y viola”. “¡Ay! -exclama la señorita Himenia-. ¡Si viola preséntamelo!”... Los recién casados le dijeron al doctor que deseaban esperar algún tiempo antes de encargar su primer hijo. “¿Qué nos recomienda?” -le preguntaron. “Para eso -responde el facultativo-, el jugo de naranja es infalible”. “¿Jugo de naranja? -se asombra el muchacho-. “Sí -confirma el médico-. Jugo de naranja”. Inquiere la muchacha: “¿Antes de, o después de?”. “No, -responde el doctor-. En vez de”... Don Geroncio estaba chapado a la antigua. No le gustaba que las mujeres usaran pantalones. Comentaba: “Unas se ven masculinas, y otras se ven masculonas”... Doña Sufricia se quejaba de su marido Capronio. “Nunca me permite estar sin hacer nada -decía-. Cuando me muera seguramente me va a enterrar con las pompas de fuera, para tener donde atorar la bicicleta”... Don Algón le pregunta a Bucolina, muchacha campirana que le pedía empleo: “¿Trae su currículo?”. Responde la rancherita. sorprendida: “Pos ni modo que me lo quite, siñor”... Mister Gilbreth, experto en eficiencia del trabajo, fue contratado para hacer un diagnóstico de las condiciones en que funcionaba una oficina burocrática. Le preguntó al empleado. “¿Qué es lo que hace usted aquí?”. “-Nada” -responde el individuo. El señor Gilbreth apunta la respuesta. Luego va con el segundo empleado. “Y usted, ¿qué hace?”. “Nada, tampoco” -responde el tipo con la misma desfachatez. Entonces el señor Gilbreth anota solemnemente en su libreta: “Duplicidad de funciones”... En cierta empresa se llevó a cabo un concurso para escoger a la empleada más guapa. Después de elegida la ganadora, alguien le reprochó al presidente del jurado el mal tino que habían tenido los jueces al hacer la designación. “Hicieron una pésima elección -le dice-. La chica ganadora es fea de cara; tiene espaldas de estibador; carece de lo necesario para poder sentarse con comodidad, y sus piernas son muy flacas”. “Ya lo sé -responde el presidente del jurado-. Pero es la única que tiene suficiente busto para que pueda leerse la banda con el letrero que dice: ‘Miss Compañía Manufacturera de Aparatos Electrodomésticos, S.A. de C.V.- Semana de la Calidad Total”‘... El jet entró en una zona de turbulencia. El avión se agitaba y daba tales tumbos que los pasajeros se alarmaron. Para calmarlos la azafata sacó el carrito de las bebidas. Le pregunta a un señor: “¿Desea tomar algo?”. “Sí -responde el individuo-. Deme lo mismo que están tomando los pilotos”... Un médico llamó al plomero a las 2 de la mañana. “¿Por qué me llama a esta hora, doctor?” -preguntó el hombre con irritación. “Es una emergencia -respondió el médico-. Se rompió el tubo del fregadero, y el agua está escapando a chorros. Usted también me ha llamado en horas de la madrugada, cuando se le ha presentado una emergencia de salud”. “Está bien, doctor -cede el plomero-. Dele al tubo un par de aspirinas, y llévelo mañana a mi taller”... El padre Arsilio vio en la calle a un hombre que iba con su esposa y sus hijos, una docena de chiquillos y chiquillas. Lo detiene y le dice: “Hijo mío: permíteme felicitarte. No has hecho caso de esa maligna propaganda para controlar la natalidad, y como buen católico has seguido el precepto de Nuestro Señor que invita a los casados a fundar una familia numerosa”. Responde el individuo: “Disculpe usted, padre. No soy católico. Soy protestante”. “¡Apártate de mi presencia! -rebufa el padre Arsilio-. ¡Entonces eres un maniático sexual!”... FIN.
