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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El borrachito del pueblo fue a la iglesia y le pidió a la Virgen que le hiciera el milagro de mandarle algunos pesos, pues andaba muy apurado de dinero. Volvió al día siguiente, pero sucedió que por la Navidad el señor cura había quitado a la Virgen para poner en su lugar al Niño Dios. El borrachín lo ve y le dice: “-Oiga, chamaco: ¿qué su mamá no le dejó unos centavos para mí?”... Los amores de los gatos son ruidosos. Un concierto gatuno así llevó a Pepito a preguntarle a su mamá: “-Mami: ¿por qué hacen así esos gatos?”. La señora, confusa, sólo acertó a responder con lo primero que se le ocurrió. “-Es que les duelen las muelas” -respondió-. Esa misma noche regresó el papá de Pepito de un viaje que había durado más de un mes. A la mañana siguiente, en el desayuno, le pregunta Pepito a su mamá: “-¿No vas a ir con el dentista?”... La mujer llega a su casa y sorprende a su marido en brazos de una guapa chica. “-Vino a pedir algo de comer -relata el tipo-. La vi tan hambrienta que la pasé y le di de cenar. Traía unos zapatos tan gastados que le di unos que no te has puesto nunca. Su suéter estaba tan raído que le di uno que no usas desde hace varios años. Su pantalón lo traía ya lleno de parches, y le regalé uno que ya no te pones. Ya se iba, pero entones se dio la vuelta y me preguntó: ‘-¿No tiene alguna cosa más que su señora ya no quiere?”‘... En el barco en que hacía aquel crucero conoció Babalucas a una estupenda morenaza que lo invitó a visitarla en su camarote. Babalucas no daba crédito a su buena suerte, y menos aun cuando, ya ahí, la muchacha dejó la cabina en penumbra y procedió a aligerarse la ropa. Ansiosamente Babalucas fue a abrazarla. Ella lo detiene. “-¿No crees -le pregunta- que debes ponerte alguna protección?”. “-¡Ah, sí!” -responde Babalucas-. Y fue y se puso un salvavidas... “-Mi novio tuvo un accidente -dice una muchacha a sus amigas-. Pasará mucho tiempo antes de que podamos ir al cine otra vez”. “-¿Le pasó algo en los ojos?” -pregunta una de las amigas alarmada-. “-No -responde la muchacha-. Le enyesaron las manos”... Un tipo llega todo golpeado a la oficina. “-Me sucedió algo increíble -dice a sus compañeros-. Al bajarme del autobús un tipo me agarró y me dijo: ‘-¡Juan! ¡Eres un caón, un indejo, un jijo de lada, un infeliz, un ratero y un ovón!’. Y diciéndome todo eso me propinó una soberana felpa, y yo se lo permití. Ni siquiera levanté las manos”. “-¡Oye! -se sorprenden todos-. ¡Pero si tú no te llamas Juan! ¿Por qué no te defendiste y lo golpeaste tú también?”. Y explica el tipo: “-Es que todo lo que me dijo es cierto. ¿A poco querían que lo golpeara nada más por que me dijo Juan?”... Hubo un juego de futbol para muchachas. Al terminar el partido estaban las jugadoras en las regaderas cuando entró el árbitro. Todas empezaron a gritar y a taparse con lo que podían. Y les dice el árbitro con una gran sonrisa: “-¿Qué pasó, muchachas? ¿Por qué se tapan? ¿No decían en el juego que el árbitro estaba ciego?”... En lo más animado de la fiesta el señor sube a su recámara y descubre a su mejor amigo en apasionado trance de amor con su mujer. Vuelve a la sala el anfitrión y dice alegremente a los invitados: “-¡Vengan a ver esto! ¡Soberantes anda tan borracho que cree que soy yo!”... FIN.

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