Sale un individuo de una casa de mala nota, por no decir de pésima. Se queda pensando, y luego exclama con admiración: “Qué negociazo el de estas chavas! Lo tienen... Lo venden... ¡Y todavía lo tienen!”... El hotel era de lo más moderno. En su habitación el huésped vio una maquinita con un letrero que decía: “Su barbero fuera de casa”. Se colocó el señor frente a la maquinita, oprimió el botón y la máquina lo afeitó perfectamente. Miró otro artilugio: “Su cocinera fuera de casa”. Se puso el señor ante el aparato, oprimió el botón correspondiente y apareció una espléndida cena. Satisfecho su apetito, el señor vio junto a la cama otra máquina. Decía el letrero: “Su esposa fuera de casa”. Con gran interés el señor acercó a ella la pudenda parte. Lleno de excitación accionó el mecanismo. ¡Y el aparato le cosió un botón en la puntita de aquello que les platiqué”... ¿Se te acabó la vida este año? ¿Al mismo tiempo perdiste todos los sentidos este año, y ya no puedes oír, ni ver, ni percibir aroma alguno, ni palpar los objetos con las manos, ni sentir los sabores de las cosas? ¿Este año quedaste sin movimiento, y no tienes a alguien que te ayude, así que estás inmóvil siempre, y solo, como un náufrago perdido en una isla perdida en un perdido océano? ¿Olvidaste este año lo que sabías, y estás privado ahora de toda habilidad? ¿Este año se fueron lejos de ti todos tus familiares, y tus amigos todos, y ya no hay nadie con quien puedas cruzar una palabra? ¿Este año ya no tuviste un pan, y un poco de algo más para calmar tu hambre, de modo que estás condenado a morir de hambre? ¿Este año dejaron de quererte todos, y nadie sobre la faz de la tierra tiene un poco de amor o de amistad para ti? ¿Dices que no? ¿Dices que nada de eso te sucedió este año? ¿Tienes aún la vida? ¿Conservas los sentidos? ¿Puedes moverte por ti, o con ayuda? ¿Sabes hacer algo; posees alguna habilidad para ganar la vida? ¿Hay alguien que te quiere, o alguien a quien quieres tú? ¿No estás en riesgo de morirte de hambre, o de ver que los tuyos mueren de hambre? Entonces, amigo mío, amiga mía, ¡no digas que te fue muy mal este año!... Dulcilí, muchacha ingenua, se halló sin darse cuenta en la alcoba de su salaz galán. “No entiendo, Afrodisio -le dice llena de confusión-. ¿Por qué me traes a tu recámara? Pensé que me ibas a llevar a tu garage, o a tu taller. Me dijiste que íbamos a hacer un motorcito para triciclo”... Era estudiante Babalucas. Le dice a un compañero: “Nunca puedo recordar el nombre del coseno. Se me olvida siempre, no sé por qué”. “Haz lo que yo -le recomienda el otro-. Pienso en un seno femenino; le pongo la partícula co- y así me acuerdo: coseno”. En la clase pregunta el profesor: “¿Qué nombre recibe el seno del complemento de un ángulo o arco?”. Y grita desde su asiento Babalucas: “¡Cochiche!”... Aquellos recién casados pasaron su luna de miel en un hotel de Las Vegas. La noche de bodas fue de pasión multiplicada (multiplicada por tres). Cuando fueron a pagar la cuenta el gerente les informó que no sólo no debían nada, sino que además el hotel les iba a dar un cheque de mil dólares. “¿Por qué?” -exclaman ellos, boquiabiertos. “No se asombren -les contesta el individuo-. A otra pareja le acabamos de dar 2 mil. Lo que sucede es que la noche de bodas de ustedes solamente la trasmitimos por radio, y la de ellos la pasamos por televisión”... El joven y guapo conferencista hablaba ante un público formado exclusivamente por mujeres. El tema versaba sobre las características de los géneros masculino y femenino. Dice el apuesto disertante: “Entre el hombre y la mujer hay una diferencia muy grande”. Y grita ansiosamente la señorita Himenia Camafría: “¡A verla, a verla!”... FIN.
