Revela análisis del Centro Hispano Pew que si los latinos no hubieran salido a votar, Hillary Clinton no habría obtenido la victoria en las primarias de California y Texas. (Archivo)
La senadora Hillary Clinton debe su permanencia en las primarias a los votantes latinos que le dieron vida para permanecer hasta el final, en agosto próximo, cuando se realice la Convención Nacional Demócrata.
“Clinton no hubiera ganado esas primarias (California y Texas) si los latinos no hubieran salido a votar en números tan altos y si no hubieran votado tan fuertemente en su favor, y tampoco se hubiera llevado un tercer estado, Nuevo México”, dijo un análisis del Centro Hispano Pew.
Según el reporte de datos de salida de urnas, los votantes latinos representaron la tercera parte de todos los electores demócratas en los tres estados y Clinton rebasó a su rival, Barack Obama, por la nominación presidencial en una proporción de dos a uno en todos los casos.
En California, Clinton obtuvo 67% del voto hispano, mientras que Obama recibió apenas 32%.
Por comparación, ambos estuvieron parejos en la conquista del voto no-hispano, con 46% para ambos, según las estadísticas.
En Texas, los resultados fueron similares, toda vez que Hillary Clinton ganó 66% del voto latino, contra sólo 32% para Obama, a pesar de que el senador afroamericano lanzó un cortejo de último momento a través de música de corridos.
En Nuevo México, Clinton se impuso en la elección con apenas un punto de diferencia, pero entre los hispanos obtuvo 62% del voto, frente a apenas 36 por ciento para Obama.
Tanto en Texas como en Nuevo México el voto latino permitió a Hillary compensar el mayor apoyo que Obama recibió entre los votantes no-latinos.
En Texas, Obama recibió 55% del voto anglo; contra 44% para Clinton. En Nuevo México la proporción fue 56 frente a 41%.
El análisis mostró, por otra parte, que Clinton logró un apoyo significativo en otros tres estados, Arizona, Florida y Nueva Jersey, en los cuales los votantes hispanos representaron más del 20 por ciento del margen de triunfo de la senadora de Nueva York.
“Clinton hubiera ganado estos tres estados aún si los latinos no hubieran salido a votar en números tan grandes y no la hubieran favorecido por márgenes tan altos, pero su margen de victoria hubiera sido menor”, señaló.
Hillary obtuvo 59% del voto hispano en Florida, contra 30% para Obama. En Arizona la proporción fue de 55% para Hillary y 41% para Obama, mientras que en Nueva Jersey fue 68 por ciento para Clinton y 30 por ciento para Obama.
Hasta el momento los hispanos de sólo dos estados han dado un mayor margen de apoyo a Obama: Illinois, el estado que representa en el Senado, y Virginia, aledaño a Washington.
Pero aún en esos casos el margen de triunfo de Obama fue pequeño. En Illinois ganó el voto hispano con apenas un punto porcentual de diferencia frente a Hillary. En Illinois Obama recibió 50% del voto latino, frente a 49% para Clinton.
En Virginia, Obama obtuvo 54% del apoyo latino contra 46% para Hillary, una ventaja de ocho puntos porcentuales, en un estado donde los latinos representaron el 5% del electorado, de acuerdo con una encuesta nacional de salida de urnas.
Jon Cohen, director de encuestas para The Washington Post, explicó recientemente que las cifras podrían explicarse en parte por el hecho de que la población latina de Virginia es más diversa en su origen nacional que la de California, donde la mayoría es de origen mexicano.
En las zonas suburbanas de Virginia existe una mayor proporción de la población originaria de Centroamérica, en especial de El Salvador.
En contraste, Hillary ganó el voto hispano en Maryland, un estado más liberal, con 55% del apoyo latino contra 45% para Obama, en un estado donde sólo el 4% del padrón electoral es hispano.
Cohen señaló que lo más revelador de los datos no es necesariamente el triunfo de Obama –debido a que el porcentaje de hispanos electores en ambos estados es muy bajo- sino el hecho de que logró “partir” en dos el voto hispano a favor de Hillary.
Expertos han atribuido los amplios márgenes de triunfo entre los latinos, no sólo al hecho de que por décadas han existido tensiones raciales entre hispanos y afroamericanos, sino al hecho de que la senadora ha trabajado con hispanos a lo largo de su carrera política.
Además, Clinton inició el acercamiento con líderes de la comunidad hispana mucho antes que Obama, para la actual temporada electoral.
La carrera por la nominación demócrata aún tendrá que recorrer un largo camino antes de la convención nacional que tendrá lugar entre el 24 y 28 de agosto próximo.
Los dos rostros de Obama
El senador Barack Obama se paró frente a la élite de Washington en una comida de primavera en el legendario Club Gridiron Club. En una especie de autoparodia, se refirió a todos sus “logros” poco más de un año después de llegar a la ciudad.
“He sido bendecido”, dijo Obama a la multitud reunida en ese marzo de 2006. “Orador principal en la Convención Demócrata. Portada de Newsweek. Mi libro fue un best-seller. Acabo de ganar un Grammy por leerlo en un audio”. “¿Qué más puedo pedir?”, dijo. “Bueno, creo que podría aprobar una Ley o algo así”.
Obama tocó justo los dos elementos contrapuestos del tiempo que pasó en el Senado: por un lado, su impresionante popularidad y, por el otro, la realidad del trabajo que fue elegido para desempeñar.
Llegó al Senado con la intención de aprender cómo se hacían las cosas allí, pero frustrado por su falta de su influencia y lo que describió como el “ritmo glacial” en que funcionaba todo, optó por explotar sus dotes de estrella. Lejos de Washington, Obama era una sensación mediática. La gente ofrecía en eBay, por 125 dólares, boletos para asistir a sus lecturas de libros, y contribuía con miles de millones de dólares a su comité de acción política para verlo en el escenario, cuestionando a expertos en política.
Pero dentro del Senado, las cosas eran distintas. En las audiencias del comité, tenía que esperar su turno hasta que todos los demás senadores habían formulado sus preguntas. Una vez llamó a los reporteros para atraer su atención a las enmiendas que había promovido. Y algunos senadores de mayor antigüedad se mostraban fríos con el novato, a quien consideraban ingenuo.