El abandono de estos multimillonarios polémicos, que habían apostado a favor de Hillary Clinton, parece estar más en relación directa con sus bolsillos que con sus lealtades o sus afinidades políticas. (Archivo)
En plena tormenta financiera, dos de los multimillonarios vinculados a los afectos y al entramado de intereses de Hillary Clinton han decidido cambiar de chaqueta para apoyar la candidatura presidencial del republicano, John McCain.
Se trata de Donald Trump, el hombre del peinado anacrónico y surrealista; un dios terrenal del mercado inmobiliario que hoy sortea desde sus rascacielos la crisis desatada tras el hundimiento del sistema de hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos mientras Wall Street lucha contra el contagio de las quiebras y la recesión.
El desplante de Trump al demócrata Barack Obama se ha producido en horario estelar, durante una entrevista concedida a Larry King de la CNN, en la que el empresario, a quien se le calcula una fortuna superior a los dos mil 500 millones de dólares, echó en cara a Obama el no haber elegido a Hillary Clinton como su compañera de fórmula.
La apuesta de Trump a favor de McCain se ha producido a escasas horas de que otra de las fortunas de Estados Unidos, Lynn Forrester, una seguidora fiel de la senadora de Nueva York y miembro del Comité Nacional Demócrata, diera un paso al frente para anunciar su apoyo al candidato republicano.
"Pese a ser una decisión difícil, haré campaña y ayudaré a McCain a lo largo de las elecciones", aseguró Forrester, una rubia despampanante acostumbrada a figurar en la lista de la revista Forbes y una de las mayores recaudadoras de dinero para Clinton, a la que ayudó a embolsarse hasta 100.000 dólares durante las primarias.
El abandono de estos multimillonarios polémicos, que habían apostado a favor de Hillary Clinton, parece estar más en relación directa con sus bolsillos que con sus lealtades o sus afinidades políticas. El propio Trump, que se presenta a sí mismo como “el mayor gestor inmobiliario de Nueva York”, reconoció que aparte de la amistad que le une a McCain, el factor decisivo de su apoyo a los republicanos ha sido el plan de Obama de elevar los impuestos.
"Coincido con John McCain en que este no es un buen momento para aumentar los impuestos y Obama quiere aumentarlos drásticamente", dijo Trump sin aclarar que el candidato demócrata se propone elevar los impuestos pero sólo a quienes tengan ingresos por encima de los 250 mil dólares al año, una categoría que colocaría a Trump entre los principales candidatos para aportar al fisco un impuesto más coherente con sus ingresos y su legendario ego.
El abandono de dos multimillonarios que habían apostado a favor de Hillary Clinton y que hoy manifiestan su apoyo incondicional a McCain, se ha producido en el vórtice de una crisis financiera que, irónicamente, ha conseguido dar un golpe de timón al sentido de las encuestas que habían entrampado en un virtual empate técnico a McCain y Obama.
Según las encuestas realizadas por Gallup y la Universidad de Quinnipiac, Barack Obama ha conseguido marcar distancias frente a su adversario republicano en una horquilla de entre cuatro y cinco puntos porcentuales. El avance de Obama, el primero desde el fin de la convención republicana y la entrada en escena de Sarah Palin, ha sido atribuida en buena medida a la falta de empaque y estatura de John McCain cuando se trata de afrontar crisis económicas:
“Las malas noticias financieras representan una explicación plausible al avance de Obama, a quien se considera un mejor gestor”, aseguró Gallup en su más reciente reporte.
