Refugiados de Chad esperan que vuelva la calma en su país en la frontera de Camerún en la ciudad de Kousseri tras los enfrentamientos registrados entre rebeldes y Fuerzas del Gobierno. (EFE)
Un toque de queda desde el anochecer hasta el amanecer fue declarado ayer en la capital y en seis regiones de Chad en un intento por restablecer la calma luego de un ataque rebelde que el Gobierno dice es respaldado por el vecino Sudán.
El primer ministro Nouradin Koumakoye, dijo a periodistas que el toque de queda entraría en vigencia de inmediato y tiene como propósito “restablecer la calma en el país y lidiar con el daño causado por el Ejército sudanés”.
Sudán ha negado en reiteradas ocasiones toda participación en un ataque lanzado por los rebeldes durante el fin de semana contra la capital. Los rebeldes fueron desalojados de N’Djamena luego de fuertes combates que dejaron centenares de muertos.
Por otra parte, el presidente de Chad Idriss Deby pidió ayer el pronto envío a su país de una Fuerza de Paz europea a fin de aliviar las presiones contra sus soldados, que enfrentan una porfiada resistencia de los rebeldes.
La Fuerza de Paz europea ha decidido postergar su emplazamiento debido a un ataque contra N’Djamena y la violencia subsiguiente, pero Deby aseguró estar en total control de la situación.
En declaraciones a la emisora de radio francesa Europe-1, Deby señaló que el envío de las Fuerzas de Paz le permitiría sacar soldados de la frontera. Esos soldados, dijo, están protegiendo a refugiados de la región sudanesa de Dafur.
Deby dijo que Chad es “garante de 300 mil refugiados sudaneses y de 170 mil desplazados chadianos”. Añadió que se trata de “un gran peso que consume gran parte de nuestra energía”.