Dos muertos y dos heridos es el saldo de una balacera que ayer se registró en el Cereso de Mazatlán.
El director de Seguridad Pública Municipal, Trinidad Tirado Olvera, confirmó que el enfrentamiento ocurrió ayer, que es día de visita familiar en el penal, que se ubica a 10 kilómetros al Sur de Mazatlán y que tiene una población de más de mil 200 reos.
Trascendió que la cifra de muertos puede llegar a los siete.
Los dos muertos se dijo que forman parte de un grupo de sicarios, detenidos en una balacera ocurrida el 27 de septiembre en el área de playa Cerritos y que son los acusados de decapitar a ocho personas, en Mazatlán, entre ellos un policía y dos custodios de este penal.
Mientras tanto, luego de casi 24 horas sin asesinatos en Chihuahua, el crimen organizado reactivó el clima de violencia que se ha padecido durante el año al ser ejecutados seis hombres y dos mujeres en hechos ocurridos en Chihuahua y Ciudad Juárez.
En la capital del estado cuatro hombres fueron ejecutados a balazos durante la tarde y noche del viernes, mientras que en Ciudad Juárez la autoridad Ministerial reportó el hallazgo de los cuerpos de dos hombres y dos mujeres ultimados a balazos.
Además, cuatro hombres, entre ellos un estudiante de 16 años, fueron asesinados durante las últimas horas en Tijuana por comandos armados, quienes privaron de la libertad a otro individuo en una ciudad de California para abandonarlo en Tijuana, informaron autoridades policiacas.
La violencia también dejó en Guerrero otras dos víctimas.
Secuestran a cuatro jovencitas
En las últimas horas, grupos armados “levantaron” en puntos distintos de Culiacán a cinco personas, cuatro de las víctimas fueron jovencitas estudiantes del Colegio de Bachilleres, las cuales horas después fueron abandonadas ilesas a más de 20 kilómetros de la ciudad, reportó la Policía Ministerial.
Indicó que el primer hecho lo produjeron dos hombres armados con fusiles automáticos, a bordo de un auto BMW matrícula 3304, frente al centro escolar de bachillerado, en la avenida Ciudades Hermanas.
Las cuatro jovencitas, cuyas identidades se mantienen en el anonimato, luego de ser subidas a la fuerza a la unidad, fueron despojadas de todas sus pertenencias y alojadas en una casa de seguridad, ubicada muy cerca de las instalaciones militares.
Poco después, sus captores, las volvieron a subir a la unidad y las trasladaron al poblado de Carboneras, en la sindicatura de Imala, donde fueron abandonadas.