“Sé tú el cambio que quieres
ver en el mundo”.
Mahatma Gandhi
NUEVA YORK.- Termina el año 2008 y desafortunadamente no se puede decir otra cosa más que México no va bien, que México está en peligro. El diagnóstico podría seguir con una lista interminable de las injusticias que se viven en el país, de la corrupción, la inseguridad, la pobreza, las mujeres de Juárez, los miles de paisanos que cruzan la frontera cada año. Elba Esther Gordillo y la inmunidad que goza en su vida. Los millones de pobres de México y Carlos Slim. Mario Marín y su carácter de intocable. Humberto Moreira y su irresponsabilidad al usar el hartazgo de la gente con la inseguridad y convertir la pena de muerte en un recurso electorero. Si las cosas no cambian en el año 2009, México se acercará cada vez más a la idea de un Estado fallido. Los recursos petroleros van en picada. La otrora “riqueza petrolera” hoy no es más que un mito. Las remesas que mandan nuestros paisanos también van en picada. Ante todo ello, ¿qué podemos hacer como ciudadanos? Dejemos de Hacernos Pen... (DHP). Es la simple y poderosa respuesta que propone un grupo de jóvenes mexicanos ante los problemas que enfrenta el país. DHP es el inicio de un movimiento que parte de la premisa de que el cambio empieza por uno mismo. Al salir a la calle y ceder el paso a los peatones, al no tirar basura, al no ofrecer “mordidas”. Cambios menores que, como reza la declaración de principios de DHP, “ayudan a construir un cambio de régimen para México desde el único lugar posible: la conciencia colectiva”. La idea de que somos nosotros, como individuos, no sólo los responsables de las acciones de nuestras vidas, sino también tal vez los únicos capaces de provocar el cambio que queremos es un poderoso mensaje que ha sido usado en diferentes formas. Desde la invitación de Gandhi que abre esta columna, pasando por el mensaje de John F. Kennedy con su “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”, o las afirmaciones automotivacionales de grupos como alcohólicos anónimos o más recientemente en la exitosa campaña presidencial de Barack Obama en Estados Unidos, quien al prometer el “cambio” para su país, también repartía calcomanías que decían precisamente “el cambio empieza por mí”.
DHP hoy no tiene más que una página Web que aún está en construcción (www.dejemosdehacernospendejos.org), un grupo en Facebook que apenas rebasa los mil 549 miembros y, según sus organizadores, una base de datos de más de seis mil personas que están dispuestas a cambiar de actitud. Los poco más de 23 millones de usuarios de Internet en el país dan a DHP una fuerte oportunidad para consolidarse como un movimiento, pero al mismo tiempo una enorme limitante.
El éxito de Obama en Estados Unidos se debió en gran parte al empleo del Internet, pues después de todo casi el 73 por ciento de la población estadounidense tiene acceso a Internet. Sin embargo, en México, de acuerdo con la Cofetel, sólo 9.2 millones de personas acceden a Internet desde sus hogares, al tiempo que 14.2 millones lo hacen fuera del hogar. En otras palabras, en un país de poco más de 105 millones de personas, apenas el 22 por ciento tiene acceso a Internet. Por ello, en México cualquier movimiento que tenga su origen en el mundo virtual corre el riesgo de nunca llegar al real. Sin embargo, DHP es un buen inicio para dejar precisamente de tratar hacer de lado la apatía y tratar de cambiar al país cambiando nuestros propios errores y admitiendo nuestras propias fallas. Este naciente movimiento también es un buen pretexto para iniciar el año 2009 con un poco de confianza en que las nuevas generaciones quieren realmente cambiar al país y también para iniciar el año al menos con el propósito de dejar de hacernos pen..., que ya es algo… A los lectores de El Siglo de Torreón y de El Siglo de Durango, mi agradecimiento por seguir este espacio y mis más sinceros y mejores deseos para el año 2009. Comentarios: genarolozano@gmail.com
