Del micrófono a la pantalla ...y de regreso
Parece que del cine al escenario hay sólo un paso, aunque no falta quien ha tropezado.
Judy Garland en Nace una Estrella, Julie Andrews en La Novicia Rebelde o Barbra Streisand en Funny Girl, pertenecen al selecto grupo de artistas que son tan talentosas en la actuación como en el canto.
Es común encontrar actores que han sido seducidos por el poder de la música, o cantantes que prueban suerte en pantalla. Ir de los micrófonos a los reflectores no es novedad: sucedió con Los Beatles, Elvis Presley o Frank Sinatra.
Del lado opuesto, nadie olvida la voz meliflua de Marilyn Monroe entonando Happy Birthday a John F. Kennedy. A Marlene Dietrich, interpretando Enamórame otra Vez en El Ángel Azul o el portento expresivo de Liza Minelli en la pieza Money, Money, de Cabaret.
Actrices que cantan
En el imaginario colectivo, Audrey Herpburn sentada en una cornisa, deleita con la canción Moon River en Desayuno con diamantes; la silueta de Michelle Pfeiffer, enfundada en un vestido rojo, aún se desliza sobre el piano en Los fabulosos chicos Baker; Catherine Zeta-Jones y Renée Zellweger, bailando y cantando en Chicago; Nicole Kidman, en Moulin rouge interpretando un singular compendio de canciones con el marco del cielo parisino. Julie Delpy, guitarra en mano en Antes del atardecer o Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon a dueto country, en Johnny & June, locura y pasión.
Entre quienes cosechan más éxitos y mejores críticas con su voz que con su actuación: Jennifer López, vende más discos que boletos en taquilla. Queen Latifah, recibe más elogios como comediante por Taxi que por su carrera en el hip hop. Najwa Nimri, protagonista de la mítica Los amantes del círculo polar, lleva grabados cuatro discos. Lindsay Lohan, de comedias juveniles a la gloria de la radio.
Quienes prueban suerte: Juliette Lewis, con su grupo de rock. Scarlett Johansson, con su disco Anywhere I lay my head, y Natalie Portman y Liv Tyler, cuyas voces esperamos sean tan bellas como sus rostros.
Cantantes que actúan
Entre los casos más afortunados encontramos a Cher, quien sumó a sus trofeos musicales la Palma de Oro que obtuvo por protagonizar el filme Máscara, además del Globo de Oro y el Oscar por su papel en Hechizo de Luna.
La islandesa Björk, quien por Bailando en la Oscuridad, de Lars von Trier, fue galardonada como Mejor Actriz en Cannes. A Jennifer Hudson la descalificaron del concurso American idol y ¡ganó el Oscar a Mejor Actriz Secundaria por Soñadoras!
Marianne Faithfull recibió una ovación en el Festival de Cine de Berlín por su papel en Irina palm. En el historial de Madonna abundan bodrios como El Cuerpo del Delito o ¿Quién es esa Chica? y ¡cinco Premios Frambuesa como la Peor Actriz del año! pero su tesón rindió frutos con el Globo de Oro que obtuvo por Evita y nominación al Oscar. También Whitney Houston, quien arrasó en taquilla con El Guardaespaldas.
En la lista de cantantes con oportunidades por las que pelearían actrices consagradas: Deborah Harry, en Videodromes, de David Cronenberg; Gwen Stefani, en El aviador, de Martin Scorsese; Tina Turner, como la temible reina de Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno; Alanis Morrisette, como ¡Dios! en Dogma, de Kevin Smith.
Beyoncé encarnó a la diva Diana Ross en el musical Soñadoras. Norah Jones debutó con el honkonés Wong Kar-wai en Noches púrpuras. A quienes nos les fue nada bien: Mariah Carey, con Glitter, y Britney Spears, con Crossroad: hasta el final, ambas ganaron premios Frambuesa.
Por el lado de los chicos: David Bowie, como el extraterrestre de ‘El hombre que cayó a la tierra’ o el vampiro aniquilado de ‘El ansia’. Tom Waits, actor favorito de Jim Jarmusch; John Travolta, en el fenómeno de Vaselina; Mick Jagger, como el asesino de Freejack; Sting, como el singular guerrero de Dunas; Eminen, en ocho millas o Miguel Bosé en La reina Margot y Tacones lejanos.