NUEVA YORK.- Aún faltan 25 días para la elección y en medio de esta crisis financiera los bonos demócratas son los únicos que parecen ir al alza, mientras que los republicanos siguen la tendencia a la baja, como el Dow Jones.
Todos los elementos parecen estar puestos para que los demócratas avancen en el Congreso y retomen la Presidencia el 4 de noviembre: un Presidente republicano cuyo índice de aprobación apenas alcanza el 25%; una grave crisis financiera de la cual los votantes acusan al partido gobernante; un candidato presidencial republicano que no logra conectar ni siquiera con su base de apoyo; un candidato presidencial demócrata que se ha convertido en el fenómeno electoral más importante desde Bil Clinton.
Esos elementos están favoreciendo claramente a Barack Obama, quien hoy se encuentra adelante en las encuestas de preferencia electoral en los siete estados que decidirán esta elección (Pennsylvania, Ohio, Florida, Nuevo México, Colorado, Nevada y Virginia). Sin embargo, la crisis de los mercados también está favoreciendo a los candidatos demócratas al Congreso.
De acuerdo con las proyecciones del New York Times, si la situación no cambia el próximo Congreso estadounidense tendrá una mayoría demócrata en ambas cámaras y la Presidencia también será ocupada por el Partido Demócrata. De cumplirse este escenario, Obama gozaría de un escenario político muy favorable, con un Gobierno de unidad, pero bajo un ambiente económico muy adverso.
Casi como regla general, las crisis económicas mueven a Estados Unidos hacia el aislacionismo y el proteccionismo comercial. Como presentó en su colaboración de ayer la Doctora Guadalupe González, hay un 42% de electores estadounidenses que piensa que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) debería ser revisado. Esto es sin duda una señal de alarma para el Gobierno y para los empresarios mexicanos cuyas exportaciones dependen mayoritariamente del mercado estadounidense.
Durante uno de los últimos debates de las primarias demócratas, Obama fue claro en su deseo de renegociar algunos aspectos laborales y ambientales del TLCAN. Y aunque esto haya después sido admitido como parte de la retórica propia de una campaña electoral cerrada, lo cierto es que la actual debacle de Wall Street genera un enorme incentivo para demonizar al TLCAN y para que los votantes demanden a sus candidatos ganadores acciones concretas una vez que lleguen a sus oficinas nuevas en Washington.
Por ello, aunque en la mayor parte del mundo hay una evidente esperanza de que los demócratas esta vez sí logren sacar a los republicanos de la Casa Blanca y del Capitolio, el escenario para la relación bilateral entre México y Estados Unidos se ve un poco desalentador.
Pese a que el embajador mexicano en Washington, Arturo Sarukhán, tenga ya establecidos los mejores contactos con las campañas presidenciales de los dos candidatos presidenciales, para el futuro de la relación bilateral, y en particular para el tema del comercio, mucho dependerá de cómo se redefina la integración de los comités relacionados con el comercio en ambas cámaras, de cuál será la agenda que traerán los y las próximas senadoras y representantes y de qué tamaño será la factura que tendrán que pagar al electorado por su victoria en la elección.
Los ingredientes están puestos en la mesa para una victoria demócrata en noviembre. La mañana del 5 de noviembre, si los demócratas no cometen un error imperdonable en las semanas que quedan, el mundo celebrará el regreso de los demócratas al poder. En Nairobi, Londres, París y Bangkok las celebraciones serán enormes, pero mientras que en las calles del Distrito Federal y de Bogotá muchos ciudadanos sentirán emoción por lo que acabe de pasar en Estados Unidos, en los pasillos de las Cancillerías y de las secretarías de Comercio de varios países latinoamericanos habrá nerviosismo y la espera a que empiece a sonar la red...
Politólogo e Internacionalista
Comentarios: genarolozano@gmail.com
