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Derechazo a Chávez

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Como lo habían predicho las encuestas, las elecciones efectuadas el domingo pasado en Venezuela resultaron un revés para las aspiraciones de Hugo Chávez. La oposición no sólo retuvo las gubernaturas de Nueva Esparta y Zulia (de donde provenía, obviamente, La Zulianita); sino que se embolsó otras tres provincias: Miranda, Táchira y Carabobo, además de la alcaldía de Caracas. Cinco gubernaturas de veintidós no parecen muchas. Pero esas cinco, en conjunto, agrupan a casi la mitad de la población, y la mayor parte de la riqueza de Venezuela. Para efectos prácticos, los comicios del domingo resultaron un fuerte golpe en contra del proyecto bolivariano, o socialista, o como se le quiera llamar a eso, de Chávez.

Lo cual significa que la base de poder chavista se está situando en la periferia, entre la población rural y peor educada. Incluso en algunas zonas urbanas pobres, en colonias marginadas, el oficialismo fracasó. Al parecer, la estridencia e inefectividad de la mentada Revolución Bolivariana ya permeó a todas las capas de la ciudadanía venezolana.

Para acabar de fruncir lo arrugado, los precios internacionales del petróleo, producto de donde proviene un 90% de los ingresos de Venezuela, han seguido su marcha hacia el sur. Y cada vez que desciende el precio del hidrocarburo, más se reduce el margen de maniobra del tirano tropical, quien depende enteramente del mismo para financiar sus proyectos públicos, que van de los faraónico a lo surrealista.

¿Qué sigue? Como habíamos comentado anteriormente, habrá que ver cómo traga esta píldora amarga un hombre que no está acostumbrado a perder, y que hasta hace un año parecía imbatible. Chávez hizo activísima promoción a favor de sus candidatos, especialmente en los estados que perdió el oficialismo. Esas derrotas las puede ver prácticamente como ofensas personales. Y en el año que ha transcurrido desde que un plebiscito le cerró el camino a la reelección indefinida, como que no se ha habituado a que le digan que no. Ni la ciudadanía, ni nadie.

Quizá siga un período de hostigamiento a la oposición… digamos… normal. Ustedes saben: insultos a “la oligarquía”, amenazas a los medios, bromas soeces contra los opositores. O tal vez inicie una campaña sostenida de provocaciones a ver cómo reacciona una oposición que está hecha una jacaranda de contento por los resultados… y que por tanto puede cometer alguna imprudencia.

En todo caso, el proyecto chavista a largo plazo parece irse diluyendo poco a poco. Pero Venezuela todavía tiene todavía un largo camino que recorrer antes de haberse salvado de las incontinencias y bravatas del demagogo petrolero. Oh, sí. Falta un largo camino.

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