El ser humano siempre ha buscado tener y administrar poder para beneficio personal y de sus allegados; igual lo hizo, cuando a través de apropiarse de tierra, posesiones y personas acumuló riquezas para dominar; o al acaparar la información y cancelar el derecho a saber de los demás, quedando en posición ventajosa para hacer uso del conocimiento y fortalecerse.
Saber es la base del poder en la Sociedad del Conocimiento; el derecho a tener información es tesis defendida y aceptada en prácticamente todos los foros del mundo, aunque aún existen excepciones que insisten en mantener en el desconocimiento a los gobernados, caso de las dictaduras y sistemas políticos pseudodemocráticos.
México ya no es de ellos. El Instituto Federal de Acceso a la Información, entró en funciones el 12 de junio de 2003, en todo el territorio nacional, encontrándose centros de servicio diseminados por todos los rincones del país, en un movimiento popularmente conocido como “Transparencia”. Y siguen aumentando.
En la Comarca Lagunera ya contamos con uno de esos centros, ubicado en la Universidad Autónoma de La Laguna, que respondió a la petición formal del ICAI, abriendo un módulo de información donde cualquier persona puede acudir para recibir apoyo en su búsqueda de información.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su capítulo sexto, ordena: “el derecho a la información será garantizado por el Estado” y desde 1948, la O.N.U., estableció el derecho a saber como uno más entre todos los enunciados; secundada por el Banco Mundial, permanentemente realizan estudios y publican resultados sobre temas tan importantes como seguridad, salud, educación y desarrollo económico. La experiencia ha demostrado que con mayor transparencia se incrementa el bienestar social; a más información, menos corrupción y pobreza. Esa es su importancia.
El Instituto Coahuilense de Acceso a la Información, ha hecho su mejor esfuerzo y su primer presidente consejero, Eloy Dewey C., ha escrito y difunde un texto elemental denominado “Transparencia para Incrédulos”, que está orientado a promover la cultura del “derecho a saber”.
Gracias a las llamadas “obligaciones de transparencia”, los servidores públicos y todas las dependencias de servicio informan detalladamente sus actividades y lo que nos cuesta su operación; ahora usted puede indagar el índice de aprovechamiento académico en educación básica, por ejemplo, o cuánto gana un presidente municipal, datos que hasta hace poco tiempo nos ocultaban.
Para el futuro se prevé que esta transparencia llegue al sector privado y podamos conocer los efectos que nos producen sus acciones, tal y como sucede en la actualidad con algunas empresas que cotizan en las bolsas de valores.
La información es poder, utilizado para tomar decisiones y para presionar a terceros. Es fuerza administrada por los comunicadores, que les permite mantener informados a sus lectores de hechos, circunstancias y eventos que afectan su vida social y personal.
El “Watergate” inició en 1972, por investigaciones periodísticas; como ése, muchos otros actos de abuso de poder y autoridad han sido denunciados. No olvide a ex presidente Bill Clinton y su relación sexual con Mónica Lewinsky; o los casos nacionales, entre ellos los “Amigos de Fox”, el “Nicogate” o del “Maratonista tramposo”, denuncias que se abrieron a la opinión pública y aportaron para formarnos criterio en decisiones futuras, incluidas las preferencias partidistas al votar.
En el medio regional, recuerde las denuncias y exhibición de documentos que han derrumbado a presidentes municipales –caso Matamoros, Coah.- o el Distribuidor Vial Revolución de Torreón, demolido por las graves deficiencias; ambos eventos se abrieron a la luz pública por denuncias de los medios periodísticos regionales.
Aún no alcanzamos la clara transparencia en la aplicación de la justicia, eso representa un pendiente importante para la verdadera democratización de México, aunque avanzamos poco a poco en la lucha contra la corrupción. Le menciono dos servidores estatales que han sido juzgados y condenados moralmente, gracias a la información: el Gober Precioso y el Religioso. Queda pendiente la aplicación de la justicia.
México vivió una cultura de hermetismo social, familiar y político aprendida de la cultura hispana, que mantenía los secretos en el más profundo silencio y nos fue legada como herencia cultural favoreciendo la corrupción. Miguel Bazáñez, catedrático mexicano de gran reconocimiento por sus investigaciones sociales y políticas ha profundizado en el tema; espero lo revisemos en otra ocasión.
Escribe Dewey Castilla: “Pasar de la oscuridad a la luz toma tiempo. Más cuando hay costumbres arraigadas (…) Habrá batallas que enfrentar, pero hay metas claras para los que ven en ella –la transparencia– bondades edificantes que merecen pelearse con dignidad y fortaleza”. Tiene razón.
El éxito en la apertura y manejo de la transparencia llegará irremediablemente y transformará nuestra forma de vivir, mejorándola. El cambio será más rápido en la medida en que nos enteremos y comprometamos participando activamente. ¿Acepta hacer su parte?
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