La construcción de carreteras era un sector que desconocía el investigador, por lo que tuve que aprender.
La construcción de carreteras era un sector que desconocía el investigador, por lo que tuve que aprender.
Gregorio Cuevas Pacheco siempre ha tenido una gran fascinación por las enormes maquinas pesadas que se utilizan en la construcción de carreteras, factor que fue el pretexto perfecto para desarrollar desde hace 9 años una biotecnología aplicada en la construcción de carreteras y terracería.
Su desarrollo tecnológico arroja hoy en día grandes beneficios en su aplicación en terracerías, ya que logra reducir hasta un 40 por ciento el costo de horas maquina, un menor uso de materiales traídos de los bancos de arcilla o grava, así como una disminución de hasta 50 por ciento en el pago de su transportación y sin olvidar un menor uso de agua.
En su visita a esta ciudad realizada la semana pasada para impartir una conferencia sobre biotecnología, Cuevas Pacheco aclara a los presentes que el desarrollo biotecnológico que inicio hace 9 años no se trata de un polímero, ni una resina sino de una molécula.
En su presentación dibujaba a los presentes cómo nace la idea, pero sobre todos los obstáculos que tuvo que vencer para ir aprendiendo de un sector que desconocía: el de la construcción de carreteras. Paso a paso, explicaba cómo se iba avanzando, pero también cómo logró resolver los problemas que se encontraba en su camino con este producto innovador e interesante, el cual permite aprovechar los factores fisicoquímicos y bioquímicos de los materiales de construcción.
Aprovechando que la construcción de terracerías no se tomaban en cuenta estos factores físicos, bioquímicos, consideró que había un punto de oportunidad que bien podría aprovecharse y aplicar sus 40 años de experiencia en el ramo farmacéutico.
El director de Conabio-Gem dijo a los presentes que la tierra tiene sus componentes bioquímicos, orgánicos e inorgánicos, por lo que se desarrollo una molécula a través de una levadura genéticamente modificada para crear un polímero de aminoácidos rodeado de un polímero de azucares.
El contacto de estos con el suelo permite la identificación de sales orgánicas e inorgánicas, por lo que se produce una reacción que permite su compactación, una mayor resistencia y durabilidad.
En sencillas palabras comentó que para la construcción de carreteras se hacen en dos variantes: terracería y carretera asfáltica o concreto. Para él fue importante descubrir que la calidad de las carreteras se basa en las terracerías, las cuales si no están bien compactadas se producen los conocidos baches.
Desde hace 9 años
Relató que desde hace 9 años se comenzó con este desarrollo biotecnológico, contando con el apoyo del Conacyt. Después de obtener buenos resultados en la etapa de laboratorio fue necesario pasar al área de campo, por lo que dijo contento a los presentes que “se rebasaron las expectativas, no solo por la compactación, sino por la modificación de un parámetro de calidad de terracería, conocido por los especialistas como Valor Relativo de Soporte.
“La molécula se aplica y reacciona sin la necesidad de maquinaria”.
El directivo mencionó que un sin número de pruebas se han aplicado con constructores y el Gobierno, por lo que hay buenos resultados con la Secretaría de Desarrollo Urbano de Jalisco y el Instituto Mexicano del Transporte de dicha entidad, en donde éste último lo esta validando y podría quedar como recomendación de norma en breve.
Destacó que el costo beneficio obtenido hace atractiva su aplicación, tanto por los menores costos que se aplicarán en las terracerías, pero sobre todo en la durabilidad como se ha demostrado en un aeropuerto de Jalisco, en donde tiene 2 años de haberse aplicado y se realizan pruebas.
“La molécula esta activa para los radicales y reacciona en cadena, juega con moléculas de agua que lo hacen muy activa”. Aseguró que el producto es estable y resistente, sobre todo en zonas en donde llueve mucho, evitando el bacheo carretero.
Para Cuevas Pacheco su desarrollo “viene a revolucionar con una aplicación de origen biotecnológico a mecánica de suelos”. Por ello, mencionó que después de 9 años de trabajo hoy en día ya se tiene una marca, una empresa y una patente, por lo que piensan lanzarlo al mercado en enero de 2009.
Sin embargo, ya se han hecho aplicaciones en Monterrey, Mexicali, Tabasco, Chiapas, Costa Rica, Venezuela y España. Para el investigador la aplicación de la biotecnología se da en carreteras y aeropuertos, así como también en materiales de construcción como el adobe, haciendolo más resistente a las condiciones climáticas.
¿Quién es él?
*Gregorio Cuevas Pacheco es coordinador general de Biocluster
de Occidente.
*Asesor del Conacyt ante la Unión Europea para el convenio bilateral México-UE en ciencia y tecnología.
*Cursó un PhD en bioquímica aplicada en el Massachussets Institute of Technology (MIT), EU.
*Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel III Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Biotechnology Industry Organization, con sede en Washington D. C..
FUENTE: Conacyt