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Descargas de aguas residuales y de excusas

PERIFÉRICO

Luis Guillermo Hernández Aranda

Todos se echan la culpa, pero nadie se hace responsable. Con esta frase podríamos resumir el problema de las descargas de aguas residuales en el lecho seco del río Nazas. Un problema preocupante donde todos los actores involucrados en el problema tienen algo qué decir a los medios de comunicación, pero nadie se compromete a resolver el problema, ya que sobran “justificaciones” para no actuar.

El galimatías es el siguiente: mientras el alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, responsabiliza del problema a la Conagua, esta institución explica que se dio un plazo para que la nueva Planta Tratadora de Aguas Residuales Oriente pueda funcionar de manera eficiente, al mismo tiempo que el Sideapa se lava las manos argumentando que la planta no ha sido entregada al Sistema Descentralizado de Agua Potable, a pesar de que fue inaugurada con bombo y platillo por el presidente Felipe Calderón el pasado 24 de mayo de 2007.

Por su parte, Abraham Cárdenas Castillo, quien es representante del consorcio formado por las empresas constructoras: Desarrollos Urbanos Rime, Ingeniería Mexicana y Alfa Construcciones, que opera la planta, opta por guardar silencio y no dar información.

El reportaje de Diana González publicado el pasado miércoles 9 de julio en El Siglo de Torreón, evidencia cómo nuestra clase política le apuesta sólo a tomarse la foto en una inauguración y no a solucionar de fondo los problemas. A esta conclusión se llega cuando el lector descubre en el reportaje ya mencionado, que la planta inaugurada hace más de un año tuvo un costo de aproximadamente 110 millones de pesos.

La inversión hasta el momento no ha rendido frutos, ya que el objetivo de construir esta planta era el saneamiento del agua que usan las empresas del Parque Industrial Lagunero y evitar que se vertiera en el lecho seco del río Nazas, lo cual sigue sucediendo. El motivo: la planta continúa en un periodo de pruebas, el cual debió haber concluido en octubre de 2007.

De esta forma alrededor de 90 litros de agua por segundo, provenientes de más de 520 empresas del Parque Industrial Lagunero (PIL), siguen descargándose en el lecho del río Nazas y aunque autoridades aseguran que está “tratada” y que hay un 85 por ciento de remoción de los contaminantes que originalmente tiene, lo cierto es que no cuenta con la calidad necesaria para venderla a las industrias o para usarla en riego agrícola.

Por más de un año la inversión de 110 millones de pesos ha sido prácticamente inútil, en términos populares dinero tirado a la basura. ¿Por qué inaugurarla con bombo y platillo si todavía no estaba lista para cumplir con sus objetivos?, ¿acaso a Felipe Calderón no le dará pena inaugurar obras que no sirven?

El director del Sideapa, José Miguel Campillo Carrete, hace un homenaje involuntario a Cantinflas cuando trata de justificar el problema al declarar que el agua que se deposita en el Nazas puede verse sucia, pero “no lo está tanto”. ¿Cuál es la diferencia entre medio sucio y sucio?, hasta el momento el único logro de la planta tratadora ha sido cambiar el color de las aguas negras a café.

En este escenario la Comisión Nacional del Agua se justifica diciendo que debido a las reformas que se implementaron para el presente año a la Ley Federal de Aguas Nacionales, no puede sancionar al Sideapa por descargar aguas pretratadas al lecho seco, ya que tiene un plazo de gracia para cumplir con la norma.

Precisamente son los “plazos de gracia” los que nos han llevado a los alarmantes niveles de contaminación que hoy tenemos. Como sociedad hemos sido incapaces de desarrollar una conciencia ecológica, al mismo tiempo que los políticos y dependencias federales, tratan de solucionar los problemas con declaraciones estridentes en los medios de comunicación, pero sin acciones concretas.

El lecho seco del Nazas actualmente da pena, porque paralelamente a las descargas de aguas residuales este lugar se ha convertido en un verdadero basurero, por todos lados se ven neumáticos, botellas, residuos de comida, esto sin contar que también ha sido utilizado como depósito de cadáveres.

Mientras la planta entra en operación, las descargas de aguas residuales en el lecho seco del Nazas continúan, con lo que los industriales y el Ayuntamiento de Gómez Palacio incurren en un delito federal al violentar el Código Penal Federal y la Ley de Aguas Nacionales desde hace varios años. A la fecha ninguna autoridad de los tres niveles de Gobierno ha intervenido para evitar este daño ecológico que contamina los mantos acuíferos.

En este escenario no se está respetando la Norma Oficial Mexicana NOM-001-ECOL-1996. Es importante recordar que a finales de febrero de 2003, cuando Rodolfo Walls era director de Ecología Municipal, el Ayuntamiento de Torreón ordenó que se analizaran las aguas residuales para determinar su contenido, debido a las constantes quejas de malos olores que existían por parte de vecinos.

Previamente en junio de 2000 los vecinos de Residencial El Fresno mandaron analizar las aguas residuales. El estudio fue hecho por investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey Campus Laguna, los resultados en esa ocasión determinaron que esta agua tiene características físico-químicas que exceden las concentraciones máximas permisibles contempladas en la Norma Oficial Mexicana NOM-001-ECOL-1996.

Otra de las conclusiones que se expusieron es en el sentido de que el olor desagradable se genera por la combinación de todos los hidrocarburos volátiles halogenados que al contacto con el aire forman principalmente formaldehídos que no son cancerígenos, pero que una inhalación prolongada o crónica afecta el sistema nervioso central, con síntomas de dolor de cabeza, náuseas y vómitos, arritmias cardiacas, debilitamiento visual y auditivo.

También se concluyó que es muy factible que la descarga de esta agua residual contamine el acuífero subterráneo, por la transformación del amoniaco a nitratos. Ligeramente ácida, con alto contenido de calcio que mejora la permeabilidad del terreno y que la descarga se realiza en el lecho seco del río Nazas, que es predominantemente de textura arenosa, lo que incrementa la penetración del agua a profundidades significativas.

Por su parte, en los estudios realizados por la Dirección de Medio Ambiente que encabezaba Walls, se detectaron niveles de grasas y aceites de 741 microgramos por litro (mg/lt) en el tubo de descarga y 95 (mg/lt) en la laguna del río, cuando lo permisible por la norma es de 15 (mg/lt), en el año 2000 el estudio determinó que había 38.62 (mg/lt).

A pesar de la gravedad, el problema persiste. Es cierto, no surgió con la Administración de Ricardo Rebollo, pero sí es un hecho que ahora él tiene la oportunidad de contrarrestar y buscar soluciones a un problema presionando a la Conagua que le ha sacado la vuelta.

lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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