Un chatarrero neozelandés descubrió ayer en su taller seis bombas formadas por tuberías de 30 centímetros de largo con explosivos en su interior, que obligó a desalojar la zona de la población de Hastings, a unos 310 kilómetros al Noreste de Wellington.
La televisión neozelandesa informó de que artificieros del Ejército fueron enviados al comercio del negociante para desarmar los artefactos.
La Policía investiga cómo llegaron los tubos explosivos al establecimiento y quién o quiénes los montaron.
En la zona donde se descubrieron las seis bombas operan dos plantas procesadoras, una de Heinz-Watties y otra de Enza.