El Siglo de Torreón sobrevoló Gómez Palacio y Ciudad Jardín en el primer globo aerostático que surcó el cielo lagunero.
Previo al arranque del Tercer Festival de Globos de La Laguna, a realizarse este fin de semana, El Siglo de Torreón sobrevoló Gómez Palacio y Ciudad Jardín en el primer globo aerostático que surcó el cielo lagunero.
La cita fue a las siete de la mañana en los patios de la antigua jabonera La Esperanza. El sol aún se resistía a salir, sin embargo, no fue impedimento para que Isaías, Omar, Joel y Gerardo, comenzarán a armar las piezas que mas tarde se convertirían de este gran globo.
Un pequeño globo de helio bastó para conocer las condiciones del viento, ya que si éstas no son favorables, el viaje sería peligroso. En esta ocasión, no fue así.
La canasta de mimbre, fabricada a mano en Bristol, Inglaterra, era la que se encargaría de transportar a sólo dos pasajeros, así como cuatro tanques de gas, de 45 kilos cada uno, suficientes para realizar un vuelo de tres hasta cuatro horas sin parar.
Una vez armado aquel globo, perteneciente a una empresa de telefonía celular, poco a poco se fue elevando. Los curiosos y vecinos cercanos al lugar de despegue, iban llegando uno a uno para observar el espectáculo que ofrecía, desde muy temprano, el gran globo azul.
Durante el viaje, en aquella gran ciudad podía verse tan pequeña, Isaías, piloto capitán, comentaba que el globo estaba elaborado por tres tipos de tela, una de ellas de tipo nomex, resistente al calor “como la que usan los bomberos”, dice el piloto mientras maniobraba aquella aeronave. Ripstop, es el otro tipo de tela que conforma esta elaborada figura, necesaria para evitar desgarros en caso de registrarse alguna abertura, y finalmente en nylon.
La travesía
El viaje comenzó sobre la zona centro de la ciudad. Taxistas, ambulantes, amas de casa, niños, policías, tránsitos y demás peatones, se detenían para observar aquel objeto que hacía perder la monotonía del día a día.
Unos decían a otros mientras otros sólo observaban emocionados. El globo parecía caer al disminuir su distancia, entre el cielo y la tierra. Los perros al escuchar las flamas provenientes del quemador, no paraban de labrar y correr despavoridos.
Al sobrevolar una zona escolar, chicos y grandes, maestros y directores, salían a los patios o balcones, para no perder detalle de aquel breve espectáculo. Emocionados, los niños decían adiós esperando ansiosos la respuesta de los viajantes.
El clima era el perfecto para hacer un breve aterrizaje en medio del CBTIS número Cuatro de Ciudad Lerdo. Los alumnos, emocionados se acercaron. El piloto solicitó de su ayuda para mover aquel globo, cuyo peso oscila entre los 400 kilos, hasta colocarlo en el centro del lugar, para volver a despegar y continuar con el viaje.
Mientras algunos jóvenes regresaban a sus aulas, otros tomaban fotos y video desde sus celulares, para conservar aquel memorable momento.
Mientras el globo seguía su camino por aire, el resto de la tripulación, lo hacía por tierra. “Aunque estemos en tierra, somos parte del globo, pues tenemos que seguirlo hasta donde vaya, para cualquier situación que pudiera presentarse”, explica Joel, responsable del departamento de Medios.
Luego de 60 minutos de viaje por ambas ciudades, el piloto decide aterrizar, una vez más, en medio de otro plantel educativo. En esta ocasión, en la Secundaria Técnica General número 52 de la colonia San Isidro de Lerdo.
Alarmados, los estudiantes, maestros y directivos, salieron de sus salones para ver qué es lo que había pasado con aquella aeronave.
“Salimos corriendo para ver si no les había pasado nada pues se nos hizo muy extraño que aterrizaran tan de repente en nuestras escuela”, comentó Zoila Rodríguez Gallardo, directora del plantel.
“Nosotros pensábamos que se había desinflado pero sentimos mucha emoción al verlo llegar”, cuenta Alejandra de la Rosa, estudiante de tercer año, quien no perdió detalle desde su celular.
El espectáculo había terminado. Sin embargo, vecinos de este plantel, se acercaron para ayudar a desarmarlo pieza por pieza, con la esperanza de volver a ver volar, aquel enorme globo azul.