Un argentino denunció haber sido testigo de un secuestro, pero la policía concluyó tras la investigación que el joven supuestamente raptado volvía, dormido y con los ojos vendados, de una despedida de soltero que le habían organizado sus amigos.
El caso se conoció, cuando un hombre de 66 años que se encontraba en una gasolinera de la localidad bonaerense de San Isidro vio que tres hombres introducían a otro, con los ojos vendados y al parecer inconsciente, en el baúl de un automóvil.
El sexagenario no dudó y alertó del "secuestro" a la policía, que logró dar con los supuestos captores del joven después de que el denunciante aportara los datos de la placa del vehículo.
La investigación, que se prolongó por ocho horas, dio un giro de 360 grados cuando los jóvenes explicaron a la policía que no se trataba de un secuestro, sino del final de una noche de juerga.
La supuesta víctima era un amigo de los jóvenes que estaba siendo trasladado a su casa, con los ojos vendados y dormido tras haber bebido de más, después de una despedida de soltero.