¡Felicidades Germán!
Desprecio es la palabra, los mexicanos sienten desprecio por la política y por los políticos. Su impresión de los partidos difícilmente podría ser peor. El quehacer de los servidores públicos es vilipendiado, mal entendido, sujeto de bromas y escarnio. Alguien podría argumentar que se trata de un fenómeno internacional y en cierto sentido tendría razón, aunque “mal de todos consuelo de tontos”. Pero en México el asunto está cobrando dimensiones de parodia o tragicomedia. Lo peor de todo es que los políticos parecieran ignorar el hecho.
Ex legislador, ex presidente del PRI, ex candidato presidencial, Roberto Madrazo pasará a la historia como el tramposo de los maratones. Convertido en el hazmerreír y vergüenza nacional, encarnó a los trampositos que deambulan por el país, los que mienten al obtener un documento oficial, los que se quedan con el cambio en las gasolineras, los que evaden al fisco, los que alteran calificaciones o expedientes, etc. Las risas provenían de las dimensiones de la trampita, de verdad se necesita mucha sangre fría para hacerlo ante las cámaras en Berlín.
AMLO lanzó una expresión verdaderamente ofensiva en contra de su correligionaria, Ruth Zavaleta. Ella se defendió y con tres palabras lo puso en su lugar. La opinión pública reaccionó a la altura, incluso su propio partido exigió disculpas. El “líder moral” de la izquierda mexicana se evadió con una frase cantinflesca, en pocas palabras se volvió a mofar. Las mujeres visibles y las feministas que acompañan a AMLO guardaron silencio. Lo que en el fondo es una verdadera ofensa que desnuda el talante de una persona, quedó como una anécdota más del personaje.
Ex secretario del Trabajo, ex embajador de México ante Naciones Unidas y la Unión Europea, ex presidente del PRI y del PRD, ex candidato a la presidencia por un partido membrete, ex cardenista, ex foxista, el actual coordinador del Frente Amplio Progresista convocó a los legisladores del PRD a una “huelga legislativa”. Ese partido representa en números redondos un tercio del electorado. Sobra decir que la “huelga legislativa” conlleva algo novedoso. No bastan las opciones de abstenerse o votar en contra o la común treta de ausentarse momentáneamente, ahora también se negarán a discutir un proyecto central para el país. Explique usted al ciudadano común que un legislador que cobra del erario quizá veinte o treinta veces más que él, se niegue a cumplir la función para la que fue electo y además lo haga envalentonado, como si así engrandeciera a México.
Cómo explicar al ciudadano que un ex gobernador de Yucatán que salió en medio de más que sospechas de corrupción de él y sus hermanos, que no tiene ningún vínculo con la temática del medio ambiente, sea designado justo en la posición encargada de custodiar y perseguir a quienes atenten contra el patrimonio ecológico del país. ¿Por qué, no había nadie más que tuviera un expediente limpio? ¿Qué necesidad?
Las calles de la capital se vieron auténticamente invadidas por tractores y supuestos trabajadores del campo que vinieron a protestar por una apertura que por cierto lleva catorce años en curso. Del daño que le causan a la ciudadanía capitalina este tipo de expresiones ya ni hablamos. Pero quizá lo más insultante es que estos supuestos representantes nieguen la información que muestra que el TLC también ha traído beneficios y muchos a aquellos productores que supieron encontrar nichos adecuados. Los exportadores de frutas y legumbres conquistan el mercado estadounidense y lo mismo puede y debe ocurrir con la Unión Europea y Asia. Esconden que también en maíz ha habido avances y que hoy se produce más del doble que hace un cuarto de siglo en una superficie similar.
Los supuestos representantes se lanzan ahora a pedir la renegociación del TLC sabiendo que es imposible y con información alarmista deforman la lectura de lo que ocurre en el campo mexicano, con sus claroscuros por supuesto. Son acaso esos representantes la verdadera voz de los productores o, una vez más, como en los viejos tiempos, manipulan para lograr beneficios particulares. Por lo pronto todo mundo sabe que mienten, aunque pisen el Zócalo.
Por qué del desprecio, razones hay muchas, los señores dirigentes de los tres partidos mayores y sus líderes camerales, llevan más de mes y medio de retraso al plazo establecido por la Ley para designar a los consejeros del IFE. Aquí estamos todos, el país entero, viéndolos declarar muy oriundos, sin congoja alguna, sobre los vetos, sobre las preferencias de tal o cual partido como si se tratara de una selección a modo y no de carácter profesional. Que se espere el Instituto, que se espere el país, nosotros vamos primero.
Se les olvida a los señores legisladores que el Artículo 109 de la Constitución establece el juicio político para los servidores públicos que por acciones u omisiones perjudiquen los intereses públicos. Claro que tendrían que ser los propios legisladores los que inicien el procedimiento, nada más para recordarles a los escépticos que la partidocracia mexicana existe y que nos tiene sometidos. Por cierto ya López Obrador declaró que sean quienes sean los nuevos consejeros él no los reconoce con lo cual descalifica de una vez, para no llegar tarde, los resultados de la elección de 2012. ¡Eso es ser institucional! Por cierto en las elecciones de Quintana Roo el PRD prácticamente desapareció. ¿Por qué será? Razones para el desprecio hay muchas.
Uno puede simpatizar o no con Enrique Krauze, lo que es innegable es su valor como historiador y como difusor de nuestra historia. Ninguna caricatura majadera le quitará ese mérito.