La policía canadiense detuvo hoy a un hombre de 40 años de edad como supuesto responsable del asesinato y decapitación de un pasajero que viajaba junto a él en un autobús en el centro del país.
La policía no ha querido desvelar ni la identidad del detenido ni la de la víctima.
Las autoridades señalaron que no saben la causa del horroroso ataque que convirtió un viaje rutinario en autobús en una dantesca aventura.
Uno de los pasajeros del autobús, Cody Olsmtead, de 21 años, declaró a la televisión pública canadiense CBC que la víctima parecía tener unos 20 años de edad.
"Era sólo un muchacho. Dijo que iba a Winnipeg, de vuelta a casa", precisó Olsmtead.
El ataque se produjo a unos 85 kilómetros al oeste de esa ciudad, en el centro del país, en un autobús de la compañía Greyhound en el que se encontraban 37 pasajeros y el conductor.
Los testigos del ataque describieron escenas sacadas de una película de horror, con el agresor armado con un cuchillo de monte de grandes proporciones, "tipo Rambo" según un pasajero, y la sangre de la víctima esparcida por las ventanas de la parte trasera del vehículo.
Garnet Caton, que viajaba una fila por delante de donde se sentaban la víctima y su atacante, declaró a la CBC que el detenido se había montado en el autobús una hora antes del suceso y se comportó de forma absolutamente normal.
Caton detalló que el atacante tenía la cabeza rapada y llevaba gafas de sol a pesar de que el autobús viajaba de noche.
Tras una breve parada para estirar las piernas, el homicida se sentó en la parte trasera del autobús "junto a un pasajero que estaba durmiendo escuchando música".
"De repente oí un grito. Cuando me volví vi al atacante de pie con un cuchillo de supervivencia, apuñalando al otro pasajero 50 ó 60 veces. Corrí hacia el conductor y le dije que parase el autobús, que alguien estaba acuchillando a un pasajero", explicó Caton.
"Todo el mundo se bajó mientras el atacante, con toda la calma del mundo, cortaba a la víctima", añadió el testigo.
Según Caton, cuando el conductor del autobús, un camionero que paró para ayudar y él mismo se subieron de nuevo al vehículo para ver qué sucedía, el atacante estaba "cortando tranquilamente a la víctima. Casi lo había decapitado y lo estaba destripando".
En ese momento, el agresor intentó salir del autobús, pero el conductor y otros pasajeros consiguieron cerrar las puertas y mantenerlo dentro a la espera de la llegada de la policía.
Cuando llegaron los agentes, 10 minutos después, el atacante "caminó tranquilamente con la cabeza de su víctima" y se la enseñó a los oficiales.
"El atacante estaba tan tranquilo. Era como si estuviera en la playa, sin mostrar ira o gritar. Era como un robot", expresó Caton.