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Diagnóstico

Federico Reyes Heroles

La situación es compleja. Hoy más que nunca se requiere serenidad. De nada sirve dejarse llevar por la histeria, menos aun cuando tiene tintes políticos. Todos estamos en el mismo barco. Discernir es obligado. Las cifras son claras.

1.- El problema tiene dos vertientes: la inseguridad que afecta a cualquier ciudadano y las muertes y enfrentamientos producto de la guerra contra el narco y la guerra entre narcos. En dos años llegamos a cerca de 8 mil muertes en este último rubro. La mayor parte miembros de las bandas.

2.- A la de por sí deficiente seguridad ciudadana se suma una cantidad y calidad de violencia jamás vista en tiempos recientes. Los dos problemas se tocan en la percepción. Si por ignorancia, por negocio o interés malsano revolvemos los problemas, lo único que lograremos es una paranoia colectiva que no conduce a nada.

3.- La guerra contra el narcotráfico y entre narcos tiene su propia lógica. Los increíbles decomisos, las numerosas detenciones, las deportaciones han afectado seriamente esta actividad. La reacción no debe sorprender. La experiencia de otros países nos indica que no hay victoria total, pero sí la posibilidad de replegar al narco y reinstalar el control sobre el monopolio de la violencia en manos del estado. Hay una salida al túnel. Mientras no se cree una fuerza pública especializada y suficiente, las Fuerzas Armadas tendrán que seguir allí. La decisión del presidente es correcta aunque el periodo de cosecha se mire lejos.

4.- La inseguridad ciudadana merece matices. La media nacional de homicidios dolosos (alrededor de 10 por 100 mil habitantes) nos sitúa muy por arriba de los países de la OCDE pero también muy por debajo de otros países no sólo de África sino de América Latina, Colombia, Venezuela, Brasil. Lo más asombroso de todo es que esta cifra ha descendido sensiblemente desde 1994 en que oscilaba los 19 homicidios. Esa realidad estadística resulta hoy indigerible por una opinión pública intoxicada que siente estar a la mitad del océano.

5.- El panorama nacional es de claroscuros. Hay entidades con muchos homicidios dolosos, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero, Chihuahua producto en su mayor parte de la guerra contra el narco y entre ellos, donde se vive una verdadera conmoción social. Lo paradójico del caso es que en algunas entidades la prevalencia delictiva, es decir los delitos que sufre cualquier ciudadano, es muy baja, Sinaloa por ejemplo. (Ver quinta Encuesta Nacional sobre Inseguridad 2007 del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad).Hay entidades relativamente seguras pero con problemas de guerra que están conmocionadas.

6.- Hay entidades con muy pocos homicidios dolosos, Yucatán, Querétaro, Tlaxcala, Aguascalientes, Guanajuato, Campeche, es decir poca guerra y con prevalencia delictiva de primer mundo como Zacatecas, Hidalgo, Chiapas, Oaxaca, Querétaro o Colima entre otros, donde sin embargo la percepción es terrible. Están patológicamente alertados. Algo está mal en la información que están recibiendo.

Hay seis entidades con un claro desfase entre lo que verdaderamente ocurre en las calles y su percepción de inseguridad: Tabasco, Sinaloa, Veracruz, Chiapas, Hidalgo, Yucatán. El caso más dramático es Zacatecas que resultó con el índice de prevalencia más bajo, con la mayor seguridad, y en donde sin embargo cerca del 40 por ciento de la población se siente insegura.

7.- Los delitos que más afectan a la ciudadanía son robo a transeúnte, 42 por ciento, robo parcial de vehículo, 20 por ciento y robo a casa-habitación, 10 por ciento. Ocho de cada 10 delitos cometidos son del fuero común, responsabilidad de policías municipales y estatales. La cifra de secuestro no es confiable. Indirectamente se sabe que ha aumentado y contra la imagen generalizada el secuestro afecta más a familias de ingresos medios y bajos, secuestro Express.

8.- Un hallazgo preocupante es que en uno de cada tres delitos el delincuente portaba un arma y en la tercera parte de ellos la usó. Una de cada diez víctimas fue agredida con arma.

9.- Otro dato alarmante es la juventud de los delincuentes alrededor del 65 por ciento es menor a 35 años. La creciente adicción a drogas podría estar detrás.

10.- Sólo una de cada cinco víctimas denunció el delito. El 40 por ciento de las víctimas lo consideró una pérdida de tiempo. Sólo poco más de la mitad de las denuncias generó una averiguación previa. Sólo en el 5 por ciento de los casos un presunto responsable fue puesto a disposición de un juez. Sólo 7 de cada mil delitos tuvo sentencia condenatoria. Este es el nudo mayor de la inseguridad en el país: la impunidad.

Conclusiones a bote-pronto. La inseguridad cuesta a los mexicanos alrededor de un punto del PIB, casi lo mismo que se va a invertir en paliativos. La percepción de inseguridad tiene motivos fundados e infundados. Valdría la pena indagar sobre el papel de los medios en esto. En 2007 alrededor del 11 por ciento de la población fue víctima de algún delito. La mayor concentración se dio en el Área Metropolitana, Tamaulipas, Baja California, Chihuahua. En algunas entidades la incidencia creció dramáticamente: Nuevo León. Es casi imposible establecer alguna coordinada partidaria. La entidad más segura y la más insegura están gobernadas por el mismo partido. PRI, PAN y PRD gobiernan entidades en los polos.

La recuperación del espacio público es clave y es responsabilidad municipal y estatal. Sin una mejor preparación y coordinación de las policías la inseguridad ciudadana no mejorará. Cito al presidente: no son recomendables. Hay que incrementar la denuncia ciudadana anónima y formal. Repito, el nudo mayor de la inseguridad en México está en el Ministerio Público. Regresaremos al asunto.

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