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Didáctica, el arte de enseñar que no aprendemos

Rolando Cruz García

Cuando hablamos del trabajo cotidiano que realizamos los profesores, nos encontramos con que la mayoría enseñamos como nos enseñaron, es decir, repetimos el modelo de maestro que más nos “marcó” y que quisiéramos imitar consciente o inconscientemente. En la práctica y en el desempeño real, los profesores muestran una didáctica que no les es propia y peor aún cuando se les pregunta ¿profesor, cuál es su didáctica? Y no aciertan a responder.

Esto deriva en que, tanto los profesores en formación como los que están en activo, no aprenden el arte de enseñar, aunque reciban mucha información para cambiar su práctica educativa.

El problema es que seguimos “informando” a los profesores desde una perspectiva de acumulación cultural; es decir, con procesos diseñados para acumular una serie de conocimientos culturalmente acuñados por la humanidad y desde un enfoque tradicional, por lo que entonces trabajarán de esta manera con sus alumnos, en ocasiones de manera inconsciente.

Lo que sucede es que en la formación de profesores han prevalecido modelos academicistas, a través de los cuales se pretende armar al maestro de conocimientos cada vez más voluminosos, con la errónea idea de que esos saberes podrá transmitirlos a sus alumnos cuando se encuentre en el ejercicio profesional.

Esta pretensión se lograba en un mundo en donde los conocimientos podían ser disciplinarizados y que de acuerdo a las facultades innatas de los docentes, éstos eran capaces de memorizar y transmitir como información a sus alumnos, los que a su vez podían fijar esa información y mostrar buenos resultados en sus exámenes, independientemente de sus aprendizajes y su desarrollo intelectual.

Cuando nos formamos didácticamente debemos revisar a los grandes teóricos que han aportado al estado del arte de manera por demás inteligente, tal es el caso de Comenio:

“La proa y la popa de nuestra didáctica ha de ser investigar y hallar el modo de que los que enseñan tengan menos que enseñar y los que aprenden, más que aprender”, Juan Amos Comenio (1592-1670). En su obra “Didáctica Magna”, este pedagogo checo, considerado el padre de la didáctica, estructuró por primera vez un sistema de teorías que intentó llevar a la práctica y que hoy, después de tres siglos, encuentran plena vigencia y espacio en las reflexiones dirigidas a la solución de los problemas que caracterizan la instrucción de nuestros alumnos.

La idea de Comenio en relación con la didáctica, refleja fielmente la esencia de esta ciencia como práctica diaria en la escuela. Lo que se pretende ahora es promover el debate y la reflexión desde la pregunta básica ¿qué es la didáctica? El término didáctica proviene de la palabra griega didaktike que significa ‘yo enseño’. Desde su origen este término siempre estuvo relacionado con la enseñanza, designando la disciplina que estudia el proceso de instrucción que tiene lugar en la escuela. Con igual significado se ha utilizado desde entonces y se ha considerado como la ciencia que elabora los principios generales de la enseñanza, válidos para todas las asignaturas, por lo que también se le considera como teoría general de la enseñanza.

Entre las características que reconocen a la Didáctica se encuentra:

Aporta una teoría científica del proceso del enseñar y el aprender mediante leyes y principios generales y un sistema de categorías básicas.

Incluye la unidad de la enseñanza, la educación y el aprendizaje, es decir revela una estrecha relación entre la instrucción y la educación.

Reconoce el papel de la actividad y la comunicación en este proceso.

Tiene un enfoque holístico (integral) y su función es preparar al hombre para la vida, es decir evidencia la unidad entre lo cognitivo y lo afectivo en el desarrollo de la personalidad.

Estas características evidencian el actual énfasis de la Didáctica en el aprendizaje. Desde la óptica del alumno a educar, de cómo hacer de él una personalidad, un ente activo y creador y, por tanto, analizar la teoría de la enseñanza con el alumno en el centro de su atención.

De igual forma, estas características sugieren que las actividades de enseñar y aprender no pueden verse separadas de las acciones dirigidas a la formación de convicciones, sentimientos, valores, actitudes y normas de conducta del alumno que, como componentes de su personalidad, aseguren que junto a su instrucción se eduquen, en correspondencia con las exigencias de la vida de su tiempo; ese es el reto que tiene la Didáctica contemporánea.

Para Imedeo Nérici la Didáctica es ciencia en cuanto investiga y experimenta nuevas técnicas de enseñanza, teniendo como base principal los aportes de la biología, la psicología, la sociología y la filosofía y es arte cuando establece normas de acción y sugiere formas de comportamiento didáctico, basándose en los datos científicos y empíricos de la educación; esto sucede, según su criterio, porque en Didáctica no se puede separar la teoría y la práctica.

Finalmente vale la pena preguntarse si el problema de no saber enseñar de manera adecuada y significativa, es porque no hemos sabido formar a los profesores para que aprendan el precioso arte de enseñar, que es el principio y fin de la didáctica.

Agradezco sus comentarios a:

rolexmix@hotmail.com

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