El consumo de frijoles, quesos frescos, carnes y salsas de tomate, contribuye a disminuir los riesgos de cáncer.
Una dieta mexicana, con énfasis en frijoles, quesos frescos, carnes y salsas de tomate, contribuye a disminuir los riesgos de cáncer de mama, de acuerdo con un estudio dado a conocer ayer por investigadores de la Universidad de Utah.
El estudio, que involucró a cientos de mujeres residentes de la región conocida como las Cuatro Esquinas, donde se unen Utah, Colorado, Nuevo México y Arizona, mostró que quienes seguían una dieta tradicional propia de México registraban menos cáncer de mama.
Precisamente, el haber observado menor incidencia de esta enfermedad en las mujeres hispanas propició a la investigadora de la Universidad de Utah, Maureen Murtaugh, el investigar si su dieta tiene un papel en la reducción de los riesgos.
Murtaugh encabezó a un equipo de investigadores que identificó a las mujeres participantes como: hispanas o blancas, no hispanas, y las dividió entre las que habían alcanzado la menopausia y las que no.
En el estudio, publicado esta semana por la revista especializada “Journal of American Dietetic Association”, las mujeres respondieron a preguntas sobre el tipo y la cantidad de alimentos que consumían. Los investigadores agruparon los resultados de acuerdo a cinco patrones de dieta: Dieta Nativa Mexicana: Sopas, legumbres, salsas en base a tomates, carnes y quesos mexicanos.
Dieta Occidental: lácteos con alta grasa, azúcar, alimentos de baja fibra incluyendo carnes rojas, comida rápida y granos refinados.
Dieta Prudente: lácteos bajos en grasa, granos, frutas, vegetales y legumbres.
Dieta Mediterránea: los mismos componentes de la dieta prudente, más alcohol, pollo y pescado.
Dietistas: alimentos de bajas calorías y el no consumo de comidas con alta cantidad de grasas.
Los menores riesgos de cáncer de mama aparecieron en aquellas mujeres que seguían de cerca la dieta nativa mexicana o la mediterránea. Los resultados fueron similares en mujeres hispanas y no hispanas.
Los investigadores advirtieron, sin embargo, que dichas dietas no son una respuesta completa, dado que también influye el índice de masa corporal y condiciones sobre la menopausia.
De acuerdo con el estudio, la dieta nativa mexicana disminuye el riesgo de cáncer de mama conforme aumenta su consumo, excepto en las mujeres hispanas post menopáusicas.
En cambio, la dieta mediterránea sí auxilia a las hispanas post menopáusicas, al bajar los riesgos de esta enfermedad conforme aumentan su consumo.
El mayor efecto entre las mujeres que seguían la dieta nativa mexicana antes de la menopausia, se registró en aquéllas con un índice de masa corporal menor a 25.
La dieta occidental o americana fue asociada con los mayores riesgos de cáncer de mama, sin importar el estatus de antes o después de la menopausia.
Los resultados del estudio apoyan las conclusiones de otras investigaciones de que el tipo de dieta occidental aumenta los riesgos de cáncer de mama entre las mujeres.
La sorpresa en el estudio de Murtaugh y su equipo, fue que la “dieta prudente”, presentó los mayores riesgos de cáncer de mama, un resultado que contradice estudios anteriores.
Estudio
Analizan investigadores cinco patrones de dieta:
Dieta Nativa Mexicana: Sopas, legumbres, salsas en base a tomates, carnes y quesos mexicanos.
Dieta Occidental: lácteos con alta grasa, azúcar, alimentos de baja fibra incluyendo carnes rojas, comida rápida y granos refinados.
Dieta Prudente: lácteos bajos en grasa, granos, frutas, vegetales y legumbres.
Dieta Mediterránea: los mismos componentes de la dieta prudente, más alcohol, pollo y pescado.
Dietistas: alimentos de bajas calorías y el no consumo de comidas con alta cantidad de grasas.