El Vocero de la Arquidiócesis no niega que se pueden tener aportaciones del narco en las iglesias, así como lo hay para escuelas y calles.
El Siglo de Durango
No se duda que personas dedicadas a la producción y venta de drogas den aportaciones económicas a la Iglesia de Durango, pero también lo hacen para la construcción de escuelas, plazas y calles; pero sin duda con el dinero no expiarán culpas.
LA ARQUIDIÓCESIS NO FISCALIZA
El padre Víctor Solís Quiroga, vocero de la Arquidiócesis de Durango, declaró a este medio de comunicación que la Iglesia no puede fiscalizar o indagar de dónde proviene el dinero que dejan los feligreses en las canastas o en sobres para las obras de un templo.
“Es difícil que se tenga una aportación del narco, no niego que se den, pero los objetivos que tiene la Iglesia existen por la generosidad de la gente pobre”.
Comentó que como párroco nunca ha visto una aportación de tal magnitud y puntualizó que las metas y objetivos que tiene la Iglesia desde siempre se han dado con aportaciones de la gente humilde y con las actividades que se hacen dentro de una comunidad.
“Es difícil delimitar la circunstancia de cada persona que hace su ofrenda yo cómo voy a saber que los cinco pesos que me dejó en la canasta es dinero del narco, eso es muy subjetivo”, comentó el párroco.
EL PERDÓN NO SE PUEDE COMPRAR
Recalcó que la Iglesia no puede indagar de dónde proviene el dinero y que si alguien sabe que la persona se dedica a una actividad ilícita, es necesario que la denuncie a las autoridades correspondientes, pero la Iglesia acepta las aportaciones para ayudar a la comunidad.
Indiscutiblemente un narcotraficante, que deja limosnas cuantiosas en las iglesias y poblados no es perdonado por sus pecados si no se arrepiente y deja de realizar esta actividad ilícita, “dinero sucio es dinero sucio, no limpia culpas”.