La discusión de temas importantes en nuestra sociedad se suele circular, es decir, cada determinado tiempo, cual moda pasajera, se pone en la palestra determinado asunto y las voces discordantes arguyen en pro y contra hasta que las aguas se calman, casi siempre sin encontrar soluciones de fondo.
Así, nos acostumbramos a escuchar a nuestros próceres disfrazados de políticos y toda clase de fauna nociva, decir que urgen reformas estructurales que no se concretan, la cruzada nacional en defensa de PEMEX y su sindicato millonario y autónomo, o los frenos a los gastos de campaña de partidos políticos mantenidos con dinero proveniente del erario público.
En el futbol, de cuando en cuando, alguien se acuerda que el arbitraje existe y sirve para más cosas que ser usado como paño de lágrimas del derrotado y entonces se vierten sesudas opiniones en cuanto a su manejo y responsabilidades.
El turno es ahora de Ricardo Ferreti quién clama por profesionalizar a los jueces dotándolos de mejores ingresos, a fin de mejorar su accionar en el terreno de juego.
Sin el menor afán de polemizar con el “tuca”, el tema del dinero siempre será importante pero sólo si viene acompañado de una educación integral del ser humano que, vestido de negro o algún exótico colorcillo, se mete a la cancha a domar a esa bestia negra llamada futbol profesional, con su presión e intereses múltiples.
El juez debe ser, por encima de todo, un experto reglamentario; para ello, es necesario que en el aula haya un profesor de calidad y jerarquía que imbuya en los silbantes la mística y la garra para enfrentar ese mundo hostil y eso no sucede en el seno de la Federación.
Además, los nazarenos deben actualizarse y empaparse, mediante cursos y seminarios, en temas básicos como Psicología, Tácticas de Juego, Sociología, Medicina Deportiva y todo aquello que aumente su bagaje cultural.
Obviamente el costo de esa capacitación, que forma parte de una verdadera profesionalización, debería asumirla la propia Federación y como siempre, para eso no hay recursos.
Con una óptica reducida, parecida a la de Ferreti, creen que el dinero va a comprar perfección y está universalmente comprobado que solamente el adiestramiento constante puede elevar los rangos de rendimiento.
En la actualidad, los silbantes con gafete de FIFA reciben un bono mensual, independiente se su salario y la pregunta es: ¿los árbitros asistentes y las mujeres con el mismo gafete no lo merecen? Por que si la mejoría está en la lana, nos estamos tardando y hay que repartirla más y mejor.
Lo cierto es que hay una política discriminatoria en el organismo rector del balompié nacional heredada de administraciones anteriores y que debe modificarse.
Aprovechando la desunión del gremio, las autoridades ni siquiera se preocupan de pagar el trato de lesiones o rehabilitación de las mismas, dejando en estado de indefensión a sus propios afiliados.
Profesionalizar y capacitar, a la voz de ya, junto con mejores ingresos, mejorará el arbitraje. Siempre y cuando sea para todos.
