Disfruta Carlos Prieto su trabajo como chelista
Para el chelista Carlos Prieto no hay mejor manera de festejar el haber obtenido el Premio Nacional de Ciencias y Artes que trabajando.
“Es un honor que agradezco, pero no significa un punto de llegada a ninguna parte, sino más bien de partida para emprender nuevos proyectos”, responde desde algún lugar del Viejo Continente.
Se encuentra en Europa, donde cumple con una serie de recitales en Irlanda, Manchester y las universidades de Sussex, Oxford y Cambridge. El jueves 14 volverá al Distrito Federal para recibir el viernes el máximo galardón que otorga el gobierno mexicano a los creadores.
Dos días después volará a Nueva York para presentar la versión en inglés del libro Las Aventuras de un Violonchelo, y estrenará la Suite para chelo solo, que le dedicó Samuel Zyman.
Su agenda está al tope. Aún así, el pasado 30 de enero se dio una escapada a París para presenciar el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Théâtre du Châtelet.
Vio a su hijo, Carlos Miguel Prieto, director artístico de la OSN, empuñar la batuta y obtener una ovación de pie. Pero el orgullo era recíproco. Carlos Miguel Prieto dijo sentirse feliz por el galardón otorgado a su padre quien “ha puesto en alto la música y el nombre de México por todo el mundo”.
La declaración no tiene sólo bases filiales. El maestro Prieto es el chelista mexicano más reconocido en la actualidad. Su relación con la música viene de la infancia, aunque no ubica el momento con precisión.
“No lo recuerdo porque tenía cuatro años de edad y no puedo presumir de tener tal memoria que lo recuerde. Me lo impusieron (el chelo) porque hacía falta un violonchelista para completar el Cuarteto Prieto, pero dio la casualidad de que siempre me gustó mucho”, dijo.