Imagina que vas viajando por una carretera desierta en la madrugada, con las ventanas abajo, sientes el viento que te golpea el rostro y hueles a lo lejos al aroma de una extraña planta.
Ya estas mareado, los ojos se te cierran y la cabeza te pesa. A lo lejos vez una luz, es un pequeño hotel solitario. Inevitablemente llegas al lugar, una muchacha te espera en la entrada, la joven más bella que jamás hayas visto en tu vida, con una sonrisa siniestra y traviesa.
De repente te encuentras ahí, detrás de ella, siguiéndola por un corredor del hotel, sin nada que alumbre más que la pequeña luz que se desprende de la mecha de una vela que ella sostiene. -¿Será esto el cielo o el infierno?-.
Escuchas voces a lo lejos, mmmhhh.. tal vez no tan lejos, como detrás de la pared del pasillo, te dan la bienvenida: “Bienvenido al Hotel California”, -¡vaya!, ¡que hermoso lugar!-.
De repente la muchacha y tú se encuentran en el patio, ahí están sus amigos, el olor al verano impregna tu nariz y te das cuenta que estás en un baile, más bien en una danza en donde unos bailan para recordar y otros para olvidar.
Pides tu vino favorito, sólo para que te informen que ese vino no se encuentra desde 1969. Sigues escuchando esas voces que no dejan de darte la bienvenida al Hotel California, -¿Qué demonios pasa?-.
Ella te dice muy de cerca, casi pegado al oído: “Todos somos presos de este lugar”. Todo es surreal, ahora estás en la habitación principal, te enteras que es la de un tal maestro, hay un festín, ¡no puedes creer lo que ven tus ojos!, ¿están apuñalando a una persona? ¿al maestro?, ¿no es acaso una bestia?, parece ser que simplemente no lo pueden matar.
Tienes que huir, corres por el pasillo, “relájese”, te dice alguien por detrás. “Podrá registrar su salida, pero jamás podrá salir”, ya es lo último que escuchas decir.
Hotel California de The Eagles es sin lugar a dudas una de las grandes canciones del rock and roll, tal vez la más querida en nuestro México y también en los estados Unidos, simplemente porque la armonía de su música es maravillosa.
Es una canción universal que le llega a todo el mundo, no importa si escuchas o no escuchas rock o si los gustos musicales van por otro rumbo. Hotel California es de esas canciones que nos conectan con una sensibilidad que no podemos explicar y nos recuerda porque la música es una arte y por ende una manifestación del alma.
Fue Don Felder, guitarrista de The Eagles, quien creó el riff y la base musical de Hotel California y se la presentó a Glenn Frey, tecladista de la banda, y su baterista Don Henley.
Fascinados con lo que les había presentado Felder, la banda rápidamente trabajó en la estructura musical de la canción, trayendo como resultado no solamente esa música que ya todos conocemos, sino un final musical épico en donde las guitarras de Felder y Joe Walsh, el otro guitarrista de la banda, se entremezclan en un duelo de guitarras para ofrecernos no solamente uno de los mejores solos de guitarra jamás creados, sino un coda perfecto y emotivo.
Generaciones van y vienen, pero cuando cada generación descubre esta canción irremediablemente se queda enganchada a ella, y cuando la traducen por primera vez se percatan que están ante una letra mágica y blasfema, con un sin fin de interpretaciones que pueden aducir al demonio, aunque tal vez la interpretación más correcta sea el demonio de las drogas, algún vicio o a las depresiones, y para la banda todo esto se encontraba en Los Ángeles de mediados de los años 70, como ocurre en cualquier ciudad del mundo en cualquier época. Comentarios en:
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