Death Magnetic
Tras St. Anger en 2003 Metallica jamás había lucido tan perdidos ¿qué demonios tocaron en ese disco? Bob Rock era obsoleto y, de aquel productor que con el álbum negro le supo encontrar a Metallica un sonido que marcó su evolución e individualidad, ya no se encontraba absolutamente nada (demonios, ni como bajista servia).
Al encontrarse como gallinas sin cabeza Hetfield y Ulrich contratan al productor mas cotizado y cool del panorama del rock y de cualquier cosa que se ponga enfrente, Mr. Rick Rubin, que después de todo si de Trash se trataba él produjo Reign in Blood de Slayer por allá de 1986 y hasta hoy no deja de colaborar con ellos.
La idea era simple, volver a sonar como en los 80, o por lo menos mantener ese espíritu que los convirtió en la banda de culto estadounidense más representativa de su época.
Pues bien, Death Magnetic en cierta manera rescata un poco de ese espíritu, pero sólo un poco, Rick Rubin podrá ser lo que sea, pero no es Flemming Rasmussen encerrado en un pequeño estudio de Copenhagen con cuatro músicos ventiañeros que quería comerse al mundo.
El álbum es bueno a secas, con un dejo del viejo Metallica, con canciones rescatables y con sólo algunas que podríamos considerar realmente buenas, tal vez sea por que su sonido de rockeros alternativos los dejo un oxidados, aunado a una mezcla de audio que me es odiosa y en la cual parece que la banda tuvo poco o nada que ver.
James Hetfield sigue atacando en las letras sus miedos acostumbrados: ansiedad, impotencia, frustración, muerte y poder. Por su parte KirK Hammet nos muestra que su guitarra no esta muerta, que puede volver atacar y tratar de reinventarse, y nos regala solos sublimes en rolas como The end of The Line y All Nigtmare Long.
Hablando de las canciones destacan The Day That Never Comes, donde la desesperanza se hace presente en una rola que nos puede recordar al principio de la canción a Fade to Black, claro, previo a que tome su propia personalidad en donde Kirk y Lars se acoplan como en los viejos tiempos, con un genial cambio de ritmo y una sección instrumental final (gracias otra vez a Kirk) como solo ellos son capaces en todo el panorama del Rock.
Cyanide es como su nombre lo indica, puro cianuro en una canción que se sabe destacar, sobre todo por la temática suicida de James Hetfield. Unforgiven III es en lo personal una pequeña maravilla, por su intro con el piano, su melosa base musical y por un Hetfield recatado en su voz, en una canción donde el hilo conductor del tema del perdón, de esta ya trilogía, se justifica con una letra que dice How I can be lost If I Have got nowhere to go?
La pieza The Judas Kiss sería la última canción memorable de Death Magnetic, con un rock duro en una letra que nos habla de la maldad como el gran poder corruptor que pudre a este mundo.
Suicide & Redemption es la tan esperada nueva pieza instrumental de Metallica que encontramos en Death Magnetic, y sabiendo de la tradición de la banda para crear memorables piezas instrumentales, pues Suicide & Redemption es poca emotiva y jamás lograr atraparnos como escucha, al grado de volverse en cierto momento de la canción como una melodía de fondo o un segundo plano de cualquier otro ruido o actividad que estemos realizando.
Espero que Death Magnetic sea un paso para un mejor álbum próximo de Metallica en la búsqueda de reencontrar su sonido, por lo menos ya vuelven a saber que es lo que quieren.
Veremos que tal en los Premios MTV Latinoamérica, en los que no tiene ni idea en lo que se metieron porque han de creer que son “así de cool” como los de Europa. Opinen en:
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