En Estados Unidos las compañías aseguradoras tienen catalogada la profesión de cuidador de elefantes como la más riesgosa del mundo, pues de un solo movimiento un animal de este tipo puede matar a una persona. (El Universal)
Más de 100 cuidadores de animales arriesgan todos los días su vida en el zoológico de Chapultepec.
Jean Schoch, un domador de origen europeo, se ha convertido en una leyenda en México por los 54 años que lleva trabajando en el país con elefantes. Él, junto a 120 personas, forma parte del equipo que cotidianamente arriesga su vida por la peligrosidad de muchos animales en el zoológico de Chapultepec.
Rany y Magy son las únicas hembras de elefante en el zoológico, ellas comen entre 150 y 200 kilogramos diarios de alimento y siguen un régimen especial a base de alfalfa, frutas, lechuga y caña de azúcar.
Schoch, su domador también comenta que son distintas y con cada una sigue una estrategia diferente, pues cada una tiene su propio carácter.
El domador, que ha sido asesor en varios zoológicos, como el de Aragón y otros de diferentes estados y países, comenta que en general para controlar a los animales es necesario estudiarlos e ir induciéndolos a realizar diferentes movimientos o posiciones, como sentarse o pararse en dos patas.
Si lo hacen correctamente o al menos lo intentan, se les da una recompensa que regularmente consiste en comida. Lo que se ve en los circos con el látigo, dice, es “puro show”, por ello Schoch no lo utiliza.
En tanto, María Fernanda Mejía, del área de Enlace de Proyectos, Vinculación e Información Pública del Zoológico comenta que en Estados Unidos las compañías aseguradoras tienen catalogada la profesión de cuidador de elefantes o paquidermos como la más riesgosa del mundo, pues de un solo movimiento un animal de este tipo puede matar a una persona.
Jean Schoch explica que domar a esos paquidermos en el zoológico es más bien para su cuidado, es decir, bañarlos o limarles las uñas, hazaña realizada en promedio una vez a la semana por Alejandro Velasco y Enrique Rivera.
Rivera comenta acerca de la labor de mantener limpia la “casa de noche” de las dos hembras, así como de cuidarlas, lo cual incluye limarles las uñas, que es una tarea difícil porque Rany y Magy suelen cansarse en la posición en la que Schoch las coloca y por eso lo tienen que hacer rápido. Arriesgándose incluso a que los lleguen a sujetar con la trompa o que los aplasten.
El resto del zoológico
Las elefantas sólo son dos de los mil 862 individuos de las 294 especies que hay en el zoológico.
Jesús García Gamboa, cuidador de animales y miembro de la sección seis de Bosques, Parques y Jardines del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), comenta que son 97 empleados sindicalizados encargados del cuidado de aves, mamíferos, anfibios y reptiles.
En total, son 120 trabajadores, considerando a los médicos veterinarios y auxiliares de zootecnistas, los que se encargan del zoológico fundado por el biólogo Alfonso L. Herrera, y el cual abrió sus puertas por primera vez en 1924.
Herrera lo fundó pensando en recrear el Zoológico de Moctezuma. Quería enseñar las especies nativas a los mexicanos, además de otras provenientes del resto del mundo. La colección incluyó mamíferos, aves y reptiles, además de un acuario.
Tuvieron que pasar muchos años desde la fundación del zoológico, para que hubiera una cuidadora de animales. Hoy sólo hay tres, una de ellas es Diana Guadarrama Ledezma, quien tiene 19 años laborando en ese lugar donde ha cuidado aves, y actualmente se encarga de los tres tigres de bengala de Chapultepec.
Bahadur, Dharmany y Güirindra, reciben de Diana cada día siete kilos de carne de caballo y cuatro kilogramos de pollo sin piel enriquecidos con calcio. Además de que es ella la que limpia sus casas de noche, que son jaulas en las que permanecen de las 16:30 o 17:00 horas a las 8:00 horas del siguiente día cuando la cuidadora les abre el lugar para que salgan al espacio abierto donde son apreciados por los visitantes.
“Afortunadamente no he tenido ningún accidente. Tengo mucho cuidado a pesar de que ya me conocen desde hace más de ocho años”.
Diana asegura que le gusta su trabajo en el zoológico. De hecho antes de cuidar a los tigres, lo hacía con aves, a las que les tiene gran estimación. Incluso platica que a la fecha la reconocen esos animales, lo cual comprobó cuando una guacamaya se escapó y no la podían bajar de un árbol hasta que ella le habló y el animal descendió.
José Mario Maldonado Rodríguez, coincide con Diana en que se llega a querer mucho a los animales, él lo ha hecho con los lobos marinos y los pingüinos a quienes diario les da de comer en la boca, no sin antes recibir alguna petición de los propios animales, como de la loba marina llamada Sinaloa, quien aletea y da vueltas para ganarse sus ocho kilos de pescado.
Son dos lobos marinos y 10 pingüinos los que viven en el zoológico.
En el caso de los osos polares, es Bernabé Robles, uno de los que se encarga de su cuidado. Son dos hembras, la madre y la hija con las que se debe tener mucho cuidado porque no se sabe cuándo puede surgir un imprevisto, comenta el hombre con 12 años de experiencia y quien también se encarga de los perros xoloescuintle.
En todos los casos, se procura contar con las herramientas y equipo necesario para desarrollar sus labores, para lo cual ya cuentan con la experiencia necesaria para evitar accidentes en esta profesión de cuidador de animales que es de las más peligrosas del mundo.
Sobre los salarios, comentan los empleados consultados que no son tan buenos, superan los dos salarios mínimos diarios, pero alcanzan para lo necesario. Pero lo que los conforta, es la convivencia diaria con los animales.