Descansar por lo menos entre seis y ocho horas diario ayudará a reducir la presión arterial de las personas y los beneficios positivos pueden ser de largo plazo.
A la hora de dormir, así como es posible que soñemos también es posible que bajemos nuestra presión arterial. Prácticamente desde que fue inventado el primer dispositivo para medir la presión, los doctores han sabido que en la mayoría de las personas dormir reduce los números en aproximadamente 20 por ciento y que la presión aumenta cuando despiertan.
No obstante, hasta hace poco los investigadores comenzaron a apreciar que la cantidad y la calidad del sueño genera efectos duraderos a largo plazo sobre la presión arterial, incluso desde una edad relativamente joven.
Dos estudios publicados en 2006 y 2007 en la revista Hypertension (hipertensión) encontraron vínculos con la duración del sueño y una alta presión arterial entre mujeres de mediana edad y un grupo mixto de hombres y mujeres de mediana edad.
Un estudio de 2007 en el que participaron más de diez mil personas de entre 35 y 55 años y que tuvo una duración de cinco años, encontró que en comparación con las mujeres que durmieron siete horas por noche, las que durmieron sólo seis horas tenían 42 por ciento más probabilidades de desarrollar presión arterial alta. No obstante, no se encontró relación alguna entre las horas de sueño y la presión arterial entre los hombres del estudio.
Empero, un estudio de 2006 en el que participaron aproximadamente cinco mil personas de entre 32 y 86 años encontró que hasta los 59 años, dormir menos de seis horas diarias duplicó el riesgo de padecer presión arterial alta, pero ese aumento en el riesgo desapareció entre la gente mayor.
Otra investigación mostró que los ciudadanos mayores por lo general duermen de una a dos horas diarias menos que los adultos jóvenes, pero no está claro hasta qué grado esto afecta a su salud con el paso del tiempo.
LA PRESIÓN ARTERIAL TIENDE A ELEVARSE CON LA EDAD
La presión arterial alta se define como una presión sistólica de 140 o más, o una presión diastólica de 90 o más, medida en milímetros de mercurio. Aproximadamente uno de cada tres adultos en Estados Unidos tiene presión arterial alta.
El estudio más reciente sobre sueño e hipertensión analizó a un grupo de adolescentes, de entre 13 y 16 años, y midió su calidad de sueño (o eficiencia) y la cantidad de horas de sueño a la que estaban acostumbrados en general.
Un equipo encabezado por la doctora Susan Redline de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland encontró que las probabilidades de tener presión arterial alta eran 3 1/2 veces mayores para los adolescentes que tenían problemas para quedarse dormidos o para permanecer dormidos, y 2 1/2 veces mayor para los que dormían menos de 6 1/2 horas por noche.
“Nuestro estudio pone de manifiesto los altos niveles de mala calidad de sueño en la adolescencia se asocia con el riesgo de desarrollar alta presión arterial y otros problemas de salud”, señaló Redline. Los que registraron las peores medidas de calidad de sueño tuvieron lecturas cuatro puntos mayores que los que tuvieron sueño de buena calidad.
Los investigadores encontraron que 26 por ciento de los 238 adolescentes que participaron en el estudio tuvieron una pobre eficiencia del sueño, medida por un laboratorio de análisis del sueño así como por medidas del movimiento de las muñecas y un registro del sueño en un diario durante cinco a siete días.
Y Redline notó que el problema es quizá peor en el caso de los adolescentes, puesto que el estudio excluyó a cualquiera con trastornos del sueño conocidos o con padecimientos que puedan afectar el sueño. “Parte del problema es la invasión tecnológica del dormitorio con las computadoras, teléfonos celulares y música”, dijo Redline.
“Hay adolescentes que envían mensajes de texto o escuchan música toda la noche, y luego deben levantarse muy temprano para ir a la escuela”. La mayoría de los adolescentes necesitan al menos de nueve horas de calidad de sueño, añadió el investigador.